HAY lemas que dan mucho juego. Green inside, green outside es uno de ellos. El exitoso mensaje de Vitoria cuando optaba a ser European Green Capital 2012 ha servido de inspiración al concejal gasteiztarra del PSE Juan Carlos Alonso para cargar contra los recortes del gabinete Maroto. Y, en concreto, contra los ajustes en cooperación al desarrollo. El edil, también candidato a liderar la renovación del PSE en Álava, considera que, de concretarse esa pérdida de peso de los proyectos de ayuda, Vitoria renegará de una seña de identidad y se convertirá en una ciudad Green outside, black inside.
El concejal dedicó ayer, a través de su blog -jcalonsovg.wordpress.com-, un extenso artículo titulado Los miserables, en el que carga contra "la reducción al absurdo de la cooperación al desarrollo de nuestra ciudad". El equipo de gobierno de Vitoria, durante la presentación del proyecto presupuestario de este año, anunció su intención de reducir en tres millones de euros las aportaciones a este fin, que se quedarían en 386.000 euros. El concejal de Hacienda, el popular Manu Uriarte, insistió en que se trataba de una medida "temporal", pero las ONG y la oposición no lo aceptaron. A través de Internet, se organizó una recogida de firmas para pedir que se mantengan las cuentas de la colaboración. Y PNV, PSE y Bildu coincidieron en que enmendarán este error.
Alonso acusó ayer al PP de, con esta medida, poner en riesgo una de las señas de identidad de Vitoria al "preparar el terreno a los recortes de aquellas políticas que dan muestra del nivel de decencia que acreditamos como sociedad". La crisis no debe servir de excusa porque, según el concejal socialista, "hoy Vitoria se enfrenta al dilema de vender el alma por un plato de lentejas. Y tiene que decidir si corta o no de un plumazo la partida económica de su compromiso con el tercer mundo, el presupuesto de cooperación al desarrollo, si pulveriza su historia y reduce su conciencia a cenizas. O si reclama con coraje su papel de faro y guía del compromiso con los desheredados de la tierra".
El concejal, sin pelos en la lengua, advierte también de las consecuencias de aplicar la tijera a la solidaridad: "Si no aguantamos ni tan siquiera el primer tirón y permitimos ponerle un precio tan ruin a nuestros principios, yo ya no me reconoceré en este espejo colectivo que es mi ciudad. Seremos verdes por fuera, sí. Green outside. Y negros, pero que muy negros, por dentro. Black inside". El debate está ahora en la Casa Consistorial. Si los grupos mantienen sus posiciones, la cooperación al desarrollo puede ser uno de los ámbitos que logren superar el tijeretazo.