Vitoria. El grupo ecologista Eguzki exigió ayer al Gobierno central el cierre "inmediato" de la "vieja y peligrosa" central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) porque ninguna central es "infalible. No podemos esperar a ver cuándo y dónde sucede otro accidente nuclear, sino que tenemos que ser parte activa y exigente en el cambio de modelo energético", defendió.

En un comunicado, la organización medioambientalista recordó que el Ejecutivo liderado por Mariano Rajoy ha solicitado al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) un informe sobre la prolongación de la vida de la central de Garoña, cuyo cierre esta previsto para julio del año 2013.

Asimismo, hizo referencia a la parada no programada sufrida por la central nuclear de Ascó II la semana pasada para afirmar que esto "evidencia la falta de seguridad y valor fiable" de las condiciones de seguridad de una central nuclear. El grupo ecologista afirmó que ninguna central es "infalible" y recordó que entre los inconvenientes de una tecnología "tan peligrosa" como la nuclear, "el riesgo de sufrir un accidente no acaba ahí, puesto que incluso con la central parada, el combustible nuclear sigue activo, sigue habiendo reacciones nucleares que, además de radioactividad, generan mucho calor. Tanto Fukushima como Garoña tienen unos reactores con un pésimo sistema de contención", recordó. Por ello, explicó que esta situación pone sobre la mesa el debate sobre la energía nuclear, "al carecer de credibilidad las afirmaciones de que las centrales nucleares cuentan con tecnología y sistemas de seguridad que las hacen infalibles y de la remota posibilidad de que ocurran accidentes de este tipo".

La reacción de Eguzki llega apenas unos días después de que este diario destacara los problemas de la tecnología utilizada por Nuclenor -gestota de Garoña- en el recinto atómico del Valle de Tobalina. En concreto, el fabricante de los reactores del recinto burgalés ha editado un informe en el que se alerta de que éstos podrían tener problemas, que afectarían a la seguridad humana y mediaoambiental, en caso de terremoto. Con ello se pone sobre la mesa un nuevo obstáculo para una instalación sobre la que pesa la duda de la sospecha desde que cumpliera con su vida útil en 2009 y desde que consiguiera una prórroga hasta 2013 otorgada por parte del gabinete Zapatero en contra de la opinión de gran parte de la sociedad alavesa y de los grupos ecologistas. El problema detectado por General Electric consiste en que se produce una interferencia de las barras de control con los canales de combustible cuando éstos van a hacer sus funciones de absorción de los neutrones, circunstancia que podría parar la reacción nuclear.

Al parecer, el fallo ha sido notificado por la compañía al equivalente americano del Consejo de Seguridad Nuclear NRC en sus siglas del inglés y a las empresas que operan con este tipo de diseño, entre ellas la de Garoña, cuya firma gestora, Nuclenor, confirma haberlo recibido el pasado septiembre.