Vitoria. Las luces y los colores vivos acrecientan su atractivo, pero de contemplar placenteramente una furgoneta de los Bomberos a robarla, dista un abismo. Sin embargo, sucedió. No se trató de algo premeditado, sino más bien de un arrebato provocado por las circunstancias. El vehículo estaba en medio de la calle, sin nadie que lo vigilara, y ocurrió. Dos jóvenes, presuntamente ebrios, paseaban en la madrugada del domingo por el barrio gasteiztarra de Sansomendi cuando vieron a lo lejos dos furgonetas de los Bomberos de Vitoria estacionadas. Eran las tres. Se acercaron a una de ellas, abrieron la puerta, vieron las llaves puestas y lo único que se les pasó por la mente fue llevársela. Arrancaron, metieron primera y...

El desencadenante tuvo lugar unas horas antes, cuando los vecinos del número 44 de la calle Antonio Machado detectaron una lengua de agua que asomaba, amenazadora, bajo la puerta de uno de los domicilios del bloque. Llamaron al timbre pero nadie respondió. El charco se iba haciendo cada vez más grande y con él el nerviosismo general. No lograban contactar con los titulares del inmueble, de manera que decidieron poner el asunto en conocimiento de los Bomberos.

Era ya de madrugada cuando se recibió la llamada telefónica en el Parque de Aguirrelanda. Tras sopesar el alcance de la alerta, los responsables del Servicio de Extinción de Incendios decidieron enviar dos furgonetas al lugar. En cuestión de minutos, las unidades se personaron en el corazón de Sansomendi. Una vez escuchados los testimonios de los vecinos, los Bomberos entraron en el cuarto de contadores. El correspondiente a la vivienda en cuestión giraba continuamente, dando a entender que el consumo de agua no se detenía. Al abrir la puerta, descubrieron un principio de inundación que se dispusieron a atajar. El latiguillo del inodoro se había roto y el agua manaba a chorros inundando la vivienda. Había que cerrar la llave y emplear un aparato aspirador para retirar el agua derramada por el suelo.

Al bajar a la calle, sólo una de las dos furgonetas estaba en su sitio. Según les comentaron, dos chavales borrachos se habían llevado la otra. Inmediatamente, dieron aviso al 112 y a la Policía Local, que envió varias patrullas a la zona para tratar de interceptar el vehículo. Los ladrones no llegaron a recorrer más de medio kilómetro ya que, al parecer, en cuanto vieron los destellos de las primeras sirenas policiales se apearon de la furgoneta y huyeron a toda prisa, dejando intacto el material profesional. Aún les están buscando.