vitoria. Cada año un helicóptero sobrevuela el territorio para fumigar por aire los bosques alaveses. Se trata de un modo eficaz para acabar con algunas plagas, como las de la oruga, que se ha apoderado de buena parte de las coníferas. El método, sin embargo, suscita dudas por los posibles efectos nocivos que pueda tener sobre las personas por su componente tóxico. De hecho, vecinos de Ribera Baja han denunciado que su salud se ha visto mermada al estar en contacto con este tipo de productos.

La capacidad selectiva de la fumigación aérea, de hecho, es más bien escasa, y es aquí donde se encuentra el principal problema. El producto resulta de utilidad en los árboles, pero cuando cae en zonas pobladas causa molestias de distinta índole. Así, los ecologistas denuncian que las fumigaciones provocan cada año persistentes urticarias y toda clase de reacciones cutáneas en la piel. Además, ventanas, automóviles, animales domésticos y enseres aparecen de la noche a la mañana rociados de esta sustancia que inhibe la transformación de la oruga en mariposa.

Pese a ello, la Diputación lleva tiempo recurriendo a este método. La última vez en otoño, con el fin de acabar con la procesionaria. Sin embargo, desde el pasado 14 de diciembre una nueva directiva europea prohibe su uso por considerar que las aplicaciones se hacen sobre cultivos de una forma nada precisa ni selectiva. Así, quedan expresamente prohibidas las fumigaciones aéreas en zonas urbanas, y también donde existen ríos y lagunas, con el fin de proteger la calidad del agua. La normativa tampoco permite su uso en las proximidades de zonas públicas como parques, hospitales y escuelas.

De momento se desconoce si el Gobierno foral ha empezado a acatar la normativa común, por lo que Bildu ha pedido que lo explique. El grupo juntero espera que en la próxima comisión de Medio Ambiente la titular del área, Marta Ruiz, informe acerca de las medidas que se han puesto en marcha para aplicar la directiva, si es que lo han hecho. Además, en la pregunta que ha registrado pide algunos datos como las sustancias fumigadas o su nivel de toxicidad. "Queremos cerciorarnos de que todo se ha hecho conforme a los establecido y de que se está aplicando ya la nueva normativa europea", explica la procuradora de Bildu, Lorena López de Lacalle. Para la diputada, la simple existencia de esta directiva "no hace más que confirmar el carácter tóxico y peligroso de los pesticidas que se vienen aplicando".

La formación ha tenido constancia de algunas quejas de vecinos de la zona de Ribera Baja, que aseguran haber generado alergias por estar en contacto con estas sustancias tóxicas. En Álava, la fumigación ha afectado también a otras zonas como Gorbeialdea, Aiaraldea, Aramaio, Añana y otros puntos cercanos al río Nervión.

Al parecer, la última actuación de este tipo se llevó a cabo a finales del pasado año. La Diputación decidió declararle la guerra a la procesionaria, que durante 2010 y 2011 se ha cebado con los pinos vascos, rociando un total de 7.500 hectáreas de coníferas de las 36.000 que hay censadas en el territorio. La institución foral asegura que durante la fumigación se utilizaron productos fitosanitarios ecológicos, aunque cayeron en zonas cercanas a poblaciones e incluso cultivos.