vitoria. El panorama alavés de las estrellas Michelin sufrió un vuelco el pasado jueves por la noche. El restaurante Ikea perdió la suya, el Zaldiaran consolidó su prestigioso distintivo, el riojano Francis Paniego consiguió el reconocimiento merced a su labor al frente del restaurante del Hotel Marqués de Riscal, de Elciego, y el gasteiztarra Diego Guerrero se encumbró como acreedor de la segunda estrella de su palmarés particular por el excepcional trabajo como chef del restaurante madrileño Club Allard.
¿Cómo ha digerido la noticia?
Pues la noticia llegó el jueves por la tarde y nos emocionó mucho a todo el equipo. La verdad es que hoy andamos con un poco de resaca...
¿Corrió abundante el champán en la celebración?
Hubo mucho champán, mucho champán...(risas). Pero esperamos seguir celebrándolo hoy siempre que el ritmo de trabajo nos lo permita, claro está.
¿Qué sentimiento le ha provocado la llegada de esta segunda estrella?
Con la primera llegamos al cielo, pero con esta segunda lo hemos sobrepasado de largo. Nos hemos salido del planeta de tanta alegría. Nos ha tocado mucho la fibra esta estrella porque es realmente complicado conseguirla. Si una es difícil, dos ni te cuento. Hemos trabajado muy duro y ésta es la mejor de las recompensas que uno puede esperar. Somos un equipo que avanza en la misma dirección y vamos a por todas.
¿Cuántos años han pasado entre los dos galardones?
La primera estrella nos la concedieron en 2008, así que han pasado ya tres años.
Todo ha ido bastante rápido para lo que suele darse, ¿no cree?
Pues sí, ha sido muy rápido. Además, el año pasado estuvimos nominados y este año lo hemos logrado.
¿Esperaba esta nueva estrella?
No. La verdad es que no esperábamos la primera, pero llegó. Tampoco esperábamos la segunda y ha llegado. Esto es currar día a día, sin más. Si haces las cosas con honestidad, todo llega.
¿Cómo define su cocina?
Siempre lo digo y, de hecho, lo escribí en la carta para que lo lean los clientes. No sabría como definir mi estilo en la cocina. Tratamos de ser auténticos y divertir, que la gente se lo pase bien con nosotros.
¿Qué cree que representará el nuevo status para el establecimiento?
Tendremos que ver qué es lo que va pasando. Afortunadamente estábamos trabajando muy bien, con un nivel de reservas y de ocupación bastante alto, así que intentaremos gestionarlo lo mejor posible.
¿Le han llamado ya para participar en el Congreso Nacional de la Cocina de Autor de Vitoria?
No, pero Gonzalo Antón sí que me ha felicitado. No pasa nada si no me llaman; iré de cualquier manera, aunque sea de espectador porque es mi ciudad y me encanta tener una excusa para ir a Vitoria y ver a la familia.
¿Suele acudir al Congreso?
Sí, he estado este año para estar con Gonzalo, con Quique (Dacosta), con Martín (Berasategui)... Para mí es muy gratificante ir a Vitoria.
¿Cree que el reconocimiento va obligadamente acompañado de cierta notoriedad mediática?
Supongo, por lo que he visto que les ha pasado a otros compañeros. La segunda estrella suele conllevar repercusión mediática y ocupación. Sabemos que es importante, una responsabilidad, así que nuestro único objetivo ahora mismo es hacerlo bien.
¿Es más difícil lograr la segunda estrella o afianzarla?
Ésta es una labor diaria, uno no puede trabajar buscando estrellas. Estamos 14 horas al día metidos en la cocina y cuando te centras en el trabajo no estás pensando en estrellas. Esto hay que vivirlo y sabemos que costará afianzarla, pero da igual. Trabajaríamos lo mismo con ella o sin ella.
¿Cómo ve el futuro de la cocina de autor?
Prometedor. No sólo el de la cocina de autor, el de la cocina española en general. Hay que estar orgulloso de lo que está pasando y defenderlo fuera. Dentro no hace falta porque todos somos buenos compañeros.