Bruselas. Los primeros resultados de las pruebas de resistencia a las centrales nucleares europeas, promovidas tras la catástrofe de Fukushima (Japón), revelaron ayer que la seguridad de muchos reactores es mejorable, entre ellos, la de los ocho activos en España.

La Comisión Europea (CE) presentó un informe preliminar basado en estos datos, en el que si bien se descarta que ningún Estado miembro tenga que tomar medidas inmediatas para cesar las operaciones de sus plantas, pone de manifiesto las deficiencias que afectan a las 143 instalaciones nucleares de la Unión Europea (UE). Los resultados explican país por país cuáles son las mayores debilidades detectadas en el conjunto de sus centrales nucleares, aunque no detalla sobre cada uno de los reactores.

Los 14 Estados miembros con plantas nucleares operativas -España, Bélgica, Bulgaria, República Checa, Finlandia, Francia, Alemania, Suecia y Reino Unido- además de Lituania, donde se está desmantelando una antigua central, han participado en estas pruebas.

El informe de la CE señala que algunas autoridades nacionales para los asuntos atómicos ya se han propuesto revisar la seguridad de sus plantas, en especial las medidas a aplicar en caso de catástrofes naturales o fallos técnicos.

También recalca que algunas instalaciones podrían mejorar la seguridad de las piscinas donde se almacenan los residuos nucleares -altamente radiactivos- para enfrentarse a "acontecimientos para los que no fueron diseñadas" pero que podrían suponer un riesgo. Además, varias plantas deberían reforzar sus procedimientos de emergencia.

Las seis centrales nucleares españolas -Almaraz (Cáceres), Ascó (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Garoña (Burgos), Trillo (Guadalajara), Vandellós (Tarragona)- y la fábrica de combustible nuclear de Juzbado (Salamanca), también presentan deficiencias.

España podría "aumentar la fortaleza" de sus centrales nucleares frente a inundaciones, riesgo de terremotos, a la hora de afrontar la pérdida de la alimentación eléctrica externa o del sistema de disipación del calor, así como en la gestión de un accidente severo.

Los informes definitivos se harán públicos en abril de 2012.

Las autoridades nucleares nacionales deberán remitir antes de final de año al Ejecutivo europeo los datos definitivos de sus plantas.