El dolor repercute en múltiples planos de la vida de quienes lo sufren. En la salud física, en su entorno familiar y social, en el laboral... Motivos suficientes para que los profesionales de la medicina centren sus esfuerzos al máximo en mitigarlo dentro de las unidades hospitalarias destinadas a ese fin. Los datos no dejan dudas sobre a qué se enfrentan los sistemas sanitarios de todo el planeta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dolor crónico afecta a más del 20% de la población, cerca de 65.000 alaveses si este porcentaje se aplica al último censo provincial. La mayor esperanza de vida, que deriva en que haya más personas sanas pero también en que se multipliquen las enfermedades degenerativas y oncológicas, han convertido al dolor "en un problema muy frecuente y que representa un coste sanitario elevado".
La doctora Belén Beltrán de Heredia, especialista del Hospital Santiago de Gasteiz, expuso ayer ante el salón de actos del centro de la calle Olaguíbel los últimos avances logrados por la Unidad del Dolor de la que forma parte, un recurso también disponible para los alaveses en Txagorritxu. Las Jornadas de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario de Álava (HUA) cerraron con la intervención de Beltrán de Heredia y otros cinco profesionales su segundo día con interesantes materias que acercaron a Santiago a un buen número de gasteiztarras.
La especialista matizó que el dolor, al ser considerado como una enfermedad crónica más, requiere de un tratamiento continuado y multidisciplinar controlado por los especialistas y "es un derecho de los pacientes que lo padecen".
Aunque no todos los pacientes que lo padecen son derivados a las Unidades del Dolor, ello depende del grado de la patología, quienes lo hacen llegan remitidos por otro especialista con un diagnóstico clínico determinado. En cerca del 10% de los casos el dolor es oncológico, mientras que en el 90% restante está motivado por "un origen no maligno". El más frecuente, de tipo músculo esquelético -debido a artrosis o enfermedades reumáticas-, tiene una alta prevalencia en la tercera edad. Le sigue en importancia el dolor lumbar, "que ocupa un capítulo importante". Sufrir dolor desde edades tempranas constituye, según Beltrán de Heredia, un "signo de alarma" importante para los especialistas.
abordaje Cuando el paciente llega a la Unidad del Dolor que le corresponda, los especialistas completan su historia clínica y una exploración física como paso previo a la solicitud de pruebas complementarias en caso de ser necesarias para completar el diagnóstico y pautar el tratamiento. Éste va encaminado a disminuir el dolor del paciente, mejorar su estado físico y calidad de vida y recuperar su capacidad funcional. A partir de ahí, el abordaje se realiza mediante tratamientos individualizados, tanto farmacológicos como intervencionistas. Todo ello sin olvidar la colaboración de otros especialistas en los campos de la rehabilitación y el abordaje de la repercusión emocional que el dolor crónico y su limitación funcional generan en los afectados.