Yécora/ Oion/ La Puebla de Labarca. En Rioja Alavesa prácticamente no se habla de otra cosa. Desde que el pasado 9 de septiembre más de 400 vecinos de la Cuadrilla dejasen de recibir asistencia especializada en el Hospital San Pedro de Logroño, un torrente de sentimientos encontrados se ha instalado en sus pueblos, calle a calle y bar a bar, entre los que el hartazgo sobresale por encima de todos. El órdago planteado por el Gobierno de La Rioja cancelando de forma unilateral un servicio que prestaba desde la época del Insalud no sólo ha generado una crisis inédita entre la comunidad vecina y Euskadi. Los verdaderos paganos, esos pacientes de localidades como Oion, Laguardia, Yécora o Lanciego, se han visto privados de un servicio público fundamental a escasos kilómetros de sus casas y, en consecuencia, derivados a Vitoria, un lugar lejano y casi inalcanzable para la mayoría, de edad muy avanzada, pese a ser la capital de su provincia. Si no fuese por sus familiares, obligados a realizar encaje de bolillos para acercarlos a los hospitales de Txagorritxu y Santiago. En algunos casos, varias veces a la semana.
Aunque a golpe de cifra parecen ser pocos los afectados, los más de 10.000 habitantes de Rioja Alavesa se encontrarán potencialmente en este mismo saco mientras La Rioja y Osakidetza no resuelvan el contencioso a través de la negociación. Muchísimos días se han perdido ya. Directa o indirectamente, todos saben de un caso cercano. El de un familiar, un vecino, un amigo, un conocido... Sobre todo, han dolido las formas, la nula capacidad de reacción que ha permitido el Gobierno de Pedro Sanz cerrando el grifo de un día para otro. La cercanía del acuerdo -las partes implicadas sitúan como horizonte el 1 de diciembre- también ha dejado en las últimas horas ciertas dosis de esperanza entre los riojanoalaveses. El alcalde de Oion, Rubén Garrido, también se subió anteayer a este carro del optimismo abandonando la huelga de hambre en protesta por el conflicto que inició el pasado miércoles ante el Gobierno riojano.
Después de cerca de una hora de viaje desde Gasteiz por el camino más corto pero también el más escarpado -por Bernedo-, dos puertos de montaña incluidos, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se encuentra en Yécora con Merche Ibáñez, vecina de este pueblo de apenas 300 habitantes, el 70% mayores de 65 años, y ubicado a poco más de 10 kilómetros de Logroño. Un plácido paseo en coche. La crisis le ha afectado a Merche por partida doble. Su padre, tras serle detectada una hernia inguinal el pasado julio, se encontraba antes de que La Rioja vetara a los pacientes alaveses en el San Pedro en lista de espera para ser operado en el hospital logroñés. Pero un buen día, recibió una carta de su especialista comunicándole que no iba a ser asistido más allí, que se dirigiese a Osakidetza, lo que suponía volver a repetir todo el ciclo de análisis y pruebas. Empezar de cero en Vitoria, donde ni siquiera disponen de su historial médico, y soportando entretanto los dolores derivados de su patología.
El caso de la madre de Merche es todavía más sangrante. Sufrió una parálisis en los dedos de sus manos, se encontraba citada para realizar unas pruebas en Logroño, pero también fue rechazada a través de una carga remitida desde San Pedro cuando comenzó el contencioso. A día de hoy, a falta de conocer su diagnóstico, necesita ir a Gasteiz todos los días de la semana para recibir un tratamiento paliativo de sólo diez minutos de duración a través de unas máquinas. Así, desde hace quince días. Se apañan como pueden entre Merche, su hermana y su marido para acercarla a Txagorritxu, pero con el temor evidente de que el conflicto se perpetúe y la carretera se haga cada vez más inaccesible. "Espero que lo solucionen ya por el bien de todos. Y que no se vuelva a repetir. Si el País Vasco tiene que pagar, que se llegue a un acuerdo, pero que dejen de jugar con las personas. Que se sienten a negociar 100 horas seguidas si hace falta, yo no les dejaría salir de allí hasta que lo arreglen", reprocha Merche.
Daniel Laespada, alcalde de Lapuebla de Labarca, abre las puertas del Ayuntamiento para relatar cómo ha vivido el conflicto desde su estallido. También conoce un caso muy cercano, el de su primo Javier Medrano, que también acude al encuentro. "Mi exigencia es que se vuelva a la situación anterior al 100%, sin letra pequeña ni coletillas. Están jugando con las personas", lamenta Daniel, que sin duda afronta el problema "más grave" desde que accedió a la Alcaldía en 2007. "Aquí no hay siglas, esto nos afecta a todos", resume.
un mal sueño Javier, afectado por una insuficiencia renal desde que tenía sólo 20 años, recibe diálisis en un centro privado de Logroño desde hace 28. Esta circunstancia tampoco le ha salvado de la quema. Su nefróloga solicitó una cita para que le revisasen el túnel carpiano en San Pedro, donde sufre fuertes dolores tras haber sido sometido a dos operaciones, pero también le han denegado el encuentro con el especialista. Afectado también por unos importantes problemas de movilidad -una ambulancia le desplaza al centro de diálisis tres días a la semana-, deberá acudir a Gasteiz a realizar las pruebas pertinentes mientras no se arregle el conflicto, todo un trastorno añadido a su difícil día a día. "Son muchos años y te hacen una putada muy grave. Ahora tengo que ir a Vitoria, donde no conozco a nadie ni tienen mi historia", lamenta. Hasta el momento, ha sido operado en tres ocasiones en el Hospital San Pedro, su centro de referencia cuando por fin despierte de este "mal sueño".
Daniel y Javier se asoman al balcón del Ebro, junto al Consistorio de Lapuebla. Muy cerca, al otro lado del río, se divisa la cercana localidad riojana de Fuenmayor, donde sus vecinos tienen la suerte de vivir algo más ajenos al problema. "Es que nos unen muchas cosas a todos, son muchas vinculaciones. Adquirimos la maquinaria agrícola en Logroño, los coches, hacemos las compras... Me han llamado amigos de allí diciéndome lo absurdo que les parece todo. No se puede ser tan tajante", lamenta Daniel. De vuelta a Yécora, Merche, se lamenta porque en los últimos días también ha tenido que escuchar "muchas cosas y comentarios que no quieres oír" desde el lado riojano, un enfrentamiento agudizado, a su juicio, por la "cabezonería" y la "soberbia" de Pedro Sanz.
En Oion, la localidad más poblada de la Cuadrilla y también la más cercana a Logroño -apenas cinco kilómetros las separan-, los casos se multiplican. Sandra Val conoce unos cuantos de cerca. Roberto, su padre, afectado también por una hernia inguinal, se encontraba en lista de espera para una operación en San Pedro hasta que recibió esa carta que nadie esperaba en Rioja alavesa. Tres meses tirados a la basura. Mañana deberá acudir por primera vez al especialista en Cirugía del Hospital Santiago, conduciendo con fuertes dolores. Roberto se siente "engañado" por el Gobierno riojano y su hija asegura no entender la situación generada durante las últimas semanas. "De primeras tenían que haberse sentado a negociar y después, para bien o para mal, tomar una decisión. Pero atendiendo a la gente mientras tanto", critica.
Suena el teléfono. Al otro lado se encuentra Juli Azkarate, amiga de Sandra, que también atraviesa una situación muy preocupante debido al conflicto sanitario. Las víctimas, también sus padres. "A Pedro Sanz sólo le interesa que tengamos la cartera llena para invertir en Logroño", censura con dureza Juli. Su padre, sometido a múltiples seguimientos en San Pedro, recibió el primer no por respuesta tras solicitar una cita con el especialista en Oftalmología. "Hasta Vitoria ya no se atreve a conducir", advierte Juli, quien también lanza una recomendación al Gobierno vasco. "Si el acuerdo es a cambio de mucho dinero, que lo inviertan aquí, en Leza. Igual, hasta ganamos". Sandra, por su parte, sintetiza el sentir de la mayoría de vecinos de Rioja alavesa. "La gente está muy enfadada, con ganas de que esto se arregle y nos traten como a personas", anhela. Que todos tomen nota.