Bilbao. El consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, reconoció ayer que el detenido por el asalto mortal de Santutxu no tenía "antecedentes penales graves", aunque sí explicó que los ficheros policiales tenían "alguna cosa puntual de un incidente o conflicto entre personas".

Según ha podido confirmar DEIA, los altercados a los que hace referencia el consejero de Interior son concretamente cuatro: dos denuncias mutuas por sendos incidentes con agresión incluida y dos llamadas telefónicas a dependencias policiales.

Los dos incidentes violentos transcurrieron al poco tiempo de que Bijan se afincara en Bilbao tras venir a visitar a su hermano y quedarse prendado por la alegría de Aste Nagusia. Ambos se registraron en 2009. La policía tiene constancia de una agresión acontecida en la entrada del Bluesville, en la calle Telesforo Aranzadi. Al parecer, y según consta en la denuncia, Bijan intentó acceder al interior del local saltándose la cola de espera que formaban otros clientes. Al ser recriminado por el personal de seguridad del establecimiento, ambos se enzarzaron en una discusión que terminó en agresión y en intercambio de denuncias entre el personal del Bluesville y el joven iraní. El segundo incidente tuvo lugar en un establecimiento de citas cercano a la plaza de toros. Fue en el hotel Pelícano, adonde Bijan acudió con su hermano para requerir los servicios de una mujer. Según parece, al cabo de pocos minutos, el joven salió negándose a pagar, ya que apenas había satisfecho sus deseos. Su negativa provocó otro altercado violento con el personal del establecimiento; un altercado que nuevamente le llevó a un cruce de denuncias.

Además, Bijan se ha visto involucrado de alguna manera en otras dos acciones policiales. La primera se trata de una llamada realizada por una mujer a la Ertzaintza insistiendo en que este se había obsesionado con ella y que la acosaba. La segunda, realizada por el mismo Bijan también a la Ertzainza, para denunciar a los trabajadores del metro, porque, según decía, no paraban de perseguirle para matarle.