Vitoria. Catedrático de Sociología y profesor en la Universidad del País Vasco, Benjamín Tejerina es también director del Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva e investigador visitante en las universidades de Cambridge (Reino Unido), San Diego (Estados Unidos), el Instituto Universitario Europeo de Florencia (Italia) y el Centre National de la Reserche Scientifique (París). Su trabajo se centra en temas como la precariedad social, juventud o movimientos sociales, entre otros. De entre sus publicaciones destaca El trabajo en la Comunidad Autónoma Vasca. Actividad, ocupación y paro (2001).
Según los datos de paro del Instituto vasco de Estadística (Eustat), la tasa de desempleo de 16 a 24 años fue de un 21,7%, en el tercer trimestre de 2011. La cifra duplica la relativa a la población general (10,6%). ¿Cuáles son las causas de este fenómeno?
Habría varias. Pero lo que está claro es que no es por la educación, porque los jóvenes tienen niveles mayores de formación. La diferencia fundamental es la experiencia laboral, que es la que crea mayores barreras para acceder al primer empleo y, en especial, al que está vinculado con los estudios.
Precisamente, una de las críticas de los jóvenes es que les exigen demasiados años de experiencia laboral para acceder al mercado.
Ahora existen fórmulas, como los pocos meses que trabajan los becarios o los contratos de prácticas. Pero es mejor que tengan, al menos, esa experiencia para cuando quieran insertarse en el mercado. Pero ninguna solución es mágica.
El Consejo de la Juventud Española está en contra de que se haya suprimido el límite de dos años para realizar contratos temporales. A su juicio, se contribuirá a alcanzar tasas más dramáticas de desempleo juvenil y a empeorar la precariedad al encadenarse este tipo de contratos. ¿Está de acuerdo?
Sí. Lo que el Gobierno de Zapatero ha hecho es permitir que se prolonguen hasta los 30 años. Podría ser una solución para los que ahora están trabajando con ese tipo de contratos, pero no para los que no están dentro. Una modalidad interesante sería que los jóvenes creen su propio nicho laboral haciéndose emprendedores, con las ayudas que se ofrecen para generar un plan de negocio. Así, pueden alquilar un pequeño local, de forma individual o grupal, como podrían hacerlo informáticos o personas con cualquier tipo de estudios. A lo mejor no hay que inventar medidas respecto a contratos y horarios y sólo hay que fijarse en lo que pasa en Dinamarca, Holanda o Suecia.
¿En qué ha cambiado la crisis las posibilidades de encontrar empleo?
La crisis ha hecho que haya más personas buscando trabajo cuando hay menos empleo, lo que se traduce en menos posibilidades y más competencia. También ha hecho menos indefinidos, más en prácticas y en tiempo parcial. Pero, ante todo, es una crisis financiera, que lo que hace es restringir la disponibilidad de dinero para invertir porque o los bancos no lo prestan o endurecen sus condiciones.
¿La mejor vacuna contra el desempleo es la formación?
Por supuesto, la mejor vacuna es la formación, porque dota de nuevas capacidades, habilidades o refuerza las que tiene. El reciclaje es también un buen arma.
Como los que vuelven a las aulas en plena crisis....
Sí, es uno de los fenómenos, que haya más inscritos en FP y universidad.
Otro es el de la sobrecualificación laboral.
Es normal que se produzca. Lo raro sería no estar cualificado para puestos como médico o fontanero.
Pero también hay esa sensación de que los estudios pierdan su papel en la consecución de un empleo acorde al nivel curricular.
Sí que hay desajustes entre el nivel formativo y trabajo, porque el mercado laboral cambia rápidamente y el educativo tiene dificultades para ajustarse. Normalmente es porque el sistema formativo atiende a las demandas, como proporcionar los estudios que se quieren cursar.
¿Qué mecanismos podrían reajustar ambos mercados?
Que la educación se vincule mucho más con el trabajo. Por ejemplo, en Ciencias de la Información, además de prensa, también enseñan unos mínimos conocimientos de radio y televisión. Pedir a la universidad que forme en todo el abanico laboral es muy difícil y no es deseable porque supondría eliminar, por ejemplo, Filosofía o Filologías. El caso contrario es el de Matemáticas, que pueden acabar en el mundo de la economía, de los seguros o enseñanza. Como tiene un perfil muy versátil, su empleabilidad aumenta, por lo que hay que exigir una formación versátil para que luego se adapte.
La magnitud del incremento del paro juvenil sugiere que el trabajo a tiempo parcial es aceptado como la única opción posible para los jóvenes que buscan empleo. ¿Por qué en ellos se ancla la precariedad?
Normalmente, el primer contrato que te hacen en una empresa no es indefinido. Aunque sí que en otros países europeos la proporción de temporales es menor que en el Estado, donde llega a uno de cada cuatro por las diferencias del mercado de trabajo.
¿Cuáles son esas peculiaridades?
Hay quien dice que es más rígido, desde el punto de vista de la negociación colectiva. Pero si vamos a los contratos, estos son de altísima flexibilidad, porque se puede emplear a alguien por una hora, una tarde o un fin de semana. Otra cosa son las leyes que protegen los derechos de los trabajadores, cuando se dice que son superiores los costes de indemnización por cada año trabajado.
Por si fuera poco, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asegura que la recuperación en el mercado laboral de los jóvenes probablemente tarde más en llegar que en la de los adultos. ¿Ni en eso les favorece tener contratos precarios?
Yo no creo que llegue más tarde que en los adultos. Va a llegar al mismo tiempo. Pero como hay muchos más jóvenes intentando trabajar, sí que va a ser más difícil buscarles empleo. La crisis tampoco favorece a los jóvenes porque los menores de 24 años siempre han tenido contratos más precarios.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte sobre la posibilidad de una generación de trabajadores jóvenes 'marcada' por un alto desempleo, que tenga una creciente inactividad y desconfianza en el sistema político y económico.
Lo que vemos es que las condiciones de empleo han empeorado. Hay unos estudios de EEUU que demuestran que con el sueldo con el que vivía un perceptor, le llegaba para cuidar a sus dos hijos y coche. Hoy en día esa misma persona necesitaría otro salario más. No se sabe si es porque la vida se ha encarecido, porque los salarios no han subido o porque se nos han creado más necesidades. Pero la OIT tiene razón. Hay peligro en que la gente acabe cansándose.