La cuenta atrás se detuvo el jueves, al detectarse una anomalía durante la carga de combustible del cohete ruso Soyuz. El viernes, sin embargo, y pese a la lluvia todo fue sobre ruedas y a las 12.30 en punto, Thijs y Natalia, los dos primeros satélites de la constelación Galileo, rebautizados con el nombre de dos niños que ganaron un concurso de dibujo organizado por la Comisión Europea, consiguieron enfilar desde la base de Kurú, en la Guayana francesa, rumbo al espacio. Hasta que el proyecto esté a pleno funcionamiento deberán todavía pasar años y se necesitarán importantes inversiones, pero para Europa se trata de "un momento histórico" en su carrera por desbancar a uno de los instrumentos que forman parte ya de nuestra vida diaria, el GPS estadounidense.

"Bravo Europa. Bravo Rusia. ¡Bravo la cooperación! Creo que podemos decir que hemos abierto un nuevo capítulo de nuestra historia", proclamó tras el lanzamiento un emocionado Jean-Yves Le Gall, director general de Arianespace. Igual de exultante, el comisario de industria, el vicepresidenta Antonio Tajani. "Es un momento de orgullo para todos los europeos. El lanzamiento es la prueba del progreso de Europa en el campo de la política espacial". Minutos antes la nave Soyuz, cargada de dos satélites de 700 kilos cada uno, echaba a volar tras dos días de máxima tensión y en medio de una nube blanca de humo. En escasos minutos, según empezó a ganar altura, se fue convirtiendo en una bola de fuego en el cielo y en poco menos de cuatro horas la cápsula Fragat terminaba de colocar a Thijs y Natalia en órbita. Los aplausos, abrazos y la emoción volvió a estallar en la base de Kurú. "Todo ha funcionado con precisión suiza", alardeó Sergei Ivanov, todo un viceprimer ministro ruso.

"Es importante que sepamos que Galileo es más que una constelación de satélites. Es el primer proyecto de este tipo que financia la UE. Ha sido un gran esfuerzo. El éxito de Galileo será el éxito de futuro proyectos de este tipo", resumió Marco Lisi, uno de los representantes de la Agencia Espacial Europea, durante una prolongada ceremonia en la que participaron políticos, astronautas, responsables de empresas y gestores del proyecto. La constelación, que incluirá una treintena de satélites frente a los 24 del GPS, no estará completada hasta 2020 y para ello la Unión Europea deberá seguir desembolsando cientos de millones de euros.

Concretamente, según las cifras aportadas por la Comisión Europea, el coste estimado de Galileo alcanzará en tres años los 6.350 millones: 150 gastados en la fase de definición, 2.400 millones en la fase de desarrollo, otros 2.400 millones para el despliegue hasta 2013 y 1.400 millones para el desarrollo de la segunda fase a partir de 2014. A esto se le deberá sumar un gasto anual hasta 2020 para el lanzamiento de nuevos satélites y su funcionamiento de un millar de euros. Unas cifras que probablemente dispararán el coste a más de 10.000 millones de euros. Aún así, Bruselas defiende que habrá un retorno importante y que los beneficios económicos durante los próximos veinte años oscilarán entre los 60.000 y 90.000 millones de euros y es que entre el 6 y 7% del PIB europeo, o lo que es lo mismo, 800.000 millones de euros, dependen de las aplicaciones de la navegación por satélite.

Aunque la plenitud del sistema no llegará hasta 2020, un retraso provocado en parte por las disputas financieras que no se resolvieron hasta que la UE decidió en 2008 asumir ella sola el gasto sin contar con las empresas, el plan es que a partir de 2014 Galileo ofrezca ya tres servicios gracias a una constelación de 18 satélites que esperan poner en órbita para entonces: uno en abierto y gratuito para coches y agricultura; un servicio público regulado que garantizará que policía y emergencias puedan seguir utilizándolo y un tercer servicio de búsqueda y salvamento. A posteriori llegarán un servicio comercial y un servicio de salvamento de vidas con una mayor rapidez en la transmisión de datos.

Más preciso Según defienden sus gestores, Galileo será más preciso que el GPS, gracias a los relojes atómicos que incorporan los satélites con un segundo de error cada tres millones de años, capaz de ubicarnos con precisión matemática de apenas centímetros, incluso dentro de las ciudades, y que ofrecerá servicios compatibles con el sistema de los estadounidenses y el Glonass ruso. Además, permitirá una mayor independencia en caso de fallo gracias al mayor número de satélites en órbita, ofrecerá servicios más baratos y eficaces a las aerolíneas con la consiguiente reducción de costes y ofrecerá una señal encriptada y más segura en situaciones de crisis.

Thijs y Natalia, en honor a un niño belga y a una niña búlgara de once y nueve años respectivamente que ganaron el primer concurso de dibujo organizado por Bruselas, serán controlados conjuntamente por la Agencia Espacial Europea y la sede de Toulouse del centro espacial francés. Serán los primeros de un núcleo operativo que se completará en verano de 2012 con el lanzamiento de otros dos más. Todos ellos, incluidos los que se pongan en órbita hasta 2020, llevarán nombres de los niños (http://www.galileocontest.eu/en/competition).