vitoria. Hay realidades que cuesta creer. Se repiten mil veces y conforman el ideario de los discursos elegidos para la ocasión por ciertos responsables institucionales. Y, sin embargo, datos, hechos e indicios impiden asumir con convicción las palabras oficiales. Es lo que ocurre con el futuro de la prisión de Nanclares de la Oca. Una vez que la macrocárcel de Zaballa, nacida bajo el nombre oficial de Araba/Álava, asuma a la población reclusa existente en el territorio, el antiguo complejo pasará a albergar otros usos. Eso es, al menos, lo que con insistencia se ha explicado desde la Delegación del Gobierno central en el País Vasco o desde Instituciones Penitenciarias. Sin embargo, las vaguedades que rodean tales intenciones y la falta de concreción de las mismas en hechos tangibles no han hecho más que disparar las suspicacias sobre el posible mantenimiento del aún presidio, con usos análogos a los que lo definen en la actualidad, en paralelo a la nueva macrocárcel.

Es precisamente en este punto donde surge toda una batería de dudas. La realidad acostumbra a ser tozuda y un breve repaso a los documentos oficiales emitidos por altas instancias estatales pone en entredicho cualquier otra circunstancia dialéctica. No en vano, según ha podido constatar este diario, la vieja prisión se cierra, pero con la autorización para que la Administración central utilice varias de sus instalaciones para fines penitenciarios. Ni como centro turístico ni para usos sociales o residenciales, como reclama el alcalde de Iruña Oka -municipio que acoge el penal-, el socialista José Javier Martínez.

Así, al menos, lo recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE), que es la publicación que confiere de legalidad a todas las disposiciones administrativas, legislativas y judiciales que implican al gobierno de las instituciones centrales. El citado BOE, en su edición correspondiente al pasado 23 de septiembre, recuerda la disposición del Ministerio del Interior en la que se crea el Centro Penitenciario de Araba/Álava y se cierra, aunque de manera peculiar, el denominado Centro Penitenciario de Nanclares de la Oca. Al respecto, la literalidad del documento confirma en su artículo 1 la creación de Zaballa. "Se crea en el término municipal de Álava un centro penitenciario con la denominación de Centro Penitenciario Araba/Álava". A continuación, el texto enumerativo añade que "se cierra el centro penitenciario de Nanclares de la Oca, autorizándose la utilización por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias de los pabellones de funcionarios y de las dependencias del centro que se estimen necesarias a los fines penitenciarios".

Los citados artículos tienen más de una lectura, aunque con la literal se abren interrogantes que aún no tienen respuesta. Entre ellos, los "fines penitenciarios" que se autoriza a realizar a la Administración central en el complejo que, teóricamente, se cerrará con la apertura de la macrocárcel de Zaballa. "Se asegura un margen para que el complejo sirva para cualquier cosa", explican trabajadores de la cárcel que prefieren mantener su anonimato.

En su día, hace poco más de una semana, la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, anunció que un Centro de Inserción Social (CIS) para presos de tercer grado se ubicaría por el momento en el viejo penal de Nanclares de la Oca al no existir acuerdo con el Ayuntamiento de Vitoria para su instalación en la capital alavesa.

No obstante, tal decisión no parece convencer. Fuentes ligadas al Colegio oficial de Abogados de Álava explican que el presidio no está preparado para acoger a reclusos de tercer grado. En la misma línea, Javier del Moral, responsable del sindicato ELA en materia de Prisiones, asegura que "un CIS ha de estar allí donde están los centros educativos y laborales". Y esos están en Vitoria, no en Nanclares de la Oca.

Cambio de Gobierno Pese a que Gallizo mantuvo firme la promesa de, una vez pactado el emplazamiento definitivo del CIS, ceder el viejo edificio al Ayuntamiento de Iruña Oka, no oculta que un más que probable cambio de signo político en el Gobierno central a partir del 20 de noviembre pudiera acarrear cambios en este sentido. "No creo que a ningún Gobierno se le ocurra mantener dos cárceles abiertas en Álava, sobre todo en este momento en el que, afortunadamente, registramos un descenso continuado de población reclusa desde hace dos años", argumentó. Sin embargo, no hay certezas de que eso no vaya a ocurrir. Una vez que el viejo centro quede totalmente exento de aprovechamiento penitenciario, su titularidad pasará a Patrimonio del Estado, organismo que en contacto con la Administración local definirá el destino final del complejo. "Ahí no va a haber ninguna instalación penitenciaria cuando se desaloje totalmente", reiteró.

Sin embargo, parece que ese momento aún está lejano. No en vano, y según ha podido saber este diario, la parte social de la prisión -representación sindical de los trabajadores- ha llegado a un acuerdo con responsables de Instituciones Penitenciarias para que parte de los trabajadores de la prisión puedan seguir utilizando los pabellones para funcionarios existentes en la cárcel de Nanclares para poder dormir allí.

El caso es que una parte sustancial de los funcionarios que ejercen su labor en el viejo penal -y que seguirán haciéndolo en Zaballa- procede de fuera de la CAV y reside en las instalaciones que ofrecía la cárcel de Nanclares a tal efecto mientras que ejercen sus jornadas de trabajo. Cuando éstas concluyen, regresan a sus hogares, lejos del territorio histórico. Ahora, con el traslado de los presos a las nuevas instalaciones -que no contemplan ubicación para los dormitorios de los funcionarios-, el descanso de la plantilla no era posible si no se acordaba el mantenimiento del recurso del presidio al que se presupone su próximo cierre.

La polémica no ha terminado con la puesta de largo del penal de Zaballa. Pese al discurso oficial del delegado de Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces, que confirmó que el actual centro penitenciario desaparecerá tras la puesta en marcha de la infraestructura del antiguo polvorín militar. "La idea es que una cárcel sustituya a la otra", apuntó antes de proclamar que "lo que es verdad es que allí no habrá una cárcel". Con ello destacó una línea argumental que ya utilizó Gallizo en febrero de 2009. Entonces se comprometió a "proponer" que se amortizara Nanclares tras construir Zaballa. Sin embargo, Nanclares sigue comprometida para fines penitenciarios. Sólo el tiempo dará y quitará razones.