Donostia. Euskadi, lugar de referencia gastronómica en el mundo, cuenta desde ayer con un nuevo centro universitario de formación e investigación, pionero en Europa y único en el mundo, que se convertirá en la cuna de los valores gastronómicos del futuro. "En ningún lugar del mundo se concentran tantas estrellas michelin como en esta tierra", reconoció el Príncipe de Asturias, en la inauguración en Donostia del Basque Culinary Center, la nueva Facultad de Ciencias Gastronómicas y Artes.

Además, de Felipe de Borbón y de la princesa de Asturias, Letizia Ortiz, en el acto de inauguración estuvieron presentes el lehendakari, Patxi López; la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia; la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces; y los consejeros Isabel Celaá e Iñaki Arriola.

También acudieron seis de los principales artífices de este proyecto, los reputados cocineros Juan Mari Arzak, Pedro Subijana, Hilario Arbelaitz, Eneko Atxa, Andoni Luis Aduriz y Martín Berasategui. Y junto a ellos, el rector de Mondragon Unibertsitatea (universidad a la que se adscribe la facultad), Josu Zabala; el director del BCC, Joxe Mari Aizega; y el director académico del BCC, Álex Beitia.

Asimismo, otros 200 invitados del mundo institucional, empresarial, universitario, tecnológico, cultural y político de Euskadi acudieron a la nueva facultad abierta en Donostia.

El BCC acoge el primer grado universitario en Ciencias Gastronómicas en Europa y se convierte en el único centro del mundo que cuenta con un centro de Innovación y Desarrollo en este área. "Del BCC saldrá la luz de la cocina del futuro", expresó ayer Aizega.

El nuevo grado de Mondragon Unibertsitatea abarcará cuatro grandes áreas de conocimiento: las técnicas de cocina, la gestión del negocio, la ciencia y la tecnología y la cultura y el arte. Además, desarrollará seis líneas de investigación: educación y hábitos alimentarios, sensorialidad, tendencias de alimentación, innovación en la gestión de empresas del sector, desarrollo de tecnologías asociadas y elaboración, presentación y conservación de los alimentos.

La facultad, que alberga un edificio de cinco plantas en cuya construcción se han invertido 17 millones de euros, cuenta con "las más modernas y diversas tecnologías", explicó Aizega. A partir del próximo lunes, 56 alumnos seleccionados de entre 320 aspirantes comenzarán a dar uso a estas modernas instalaciones. Y, en febrero del próximo año, otros catorce estudiantes se unirán a este selecto grupo del que saldrán "los genios del futuro".

proyección de futuro Los seis chefs que ayer se reunieron en Donostia coincidieron al valorar que el BCC concede una oportunidad única para que la gastronomía vasca tenga una proyección hacia el futuro. "Ahora vamos a poder competir en un mundo muy complejo con unas instalaciones a la altura", indicó Andoni Luis Aduriz, quien destacó que "ha habido la capacidad de visionar cuáles son las demandas del sector de la alimentación". "Estas instalaciones nos permiten prepararnos para tener flexibilidad y estar a la altura de lo que demanda un sector como este", opinó.

Para Eneko Atxa, el BCC supone "un sueño" de cara al futuro ya que, "a partir de ahora, en Euskal Herria vamos a contar con muchos mejores profesionales que, "va a contar con la formación soñada durante mucho tiempo".

Los cocineros destacaron la importancia de la investigación en este centro. "La cocina y los cocineros no avanzamos si la investigación no avanza", comentó Juan Mari Arzak, quien insistió en que "sin investigación, no hay nada".

"Pensábamos que la cocina vasca necesitaba dar un paso adelante para que se convirtiera en una ciencia con técnicas renovadas. Ahora podemos decir que tenemos un proyecto puntero y unas instalaciones del mismo calibre. Tenemos toda la tecnología necesaria para la cocina del mañana", aseveró Atxa.

Quienes cursen sus estudios en el BCC tendrán la oportunidad que estos reconocidos cocineros no tuvieron en sus inicios. "Desde que empezamos nosotros, la cocina ha cambiado mucho", recordó Martín Berasategui. "Cuando yo era crío, decir en casa que querías ser cocinero era dar un disgusto. Ahora la cocina está pasando por un momento histórico y tenemos que tener respeto, humildad y entregarnos al máximo para que las siguientes generaciones crezcan", indicó.

"Si yo hubiese tenido la posibilidad de encontrarme con un centro como este habría entrado de cabeza", declaró Aduriz. "La formación nunca está de más y uno de los éxitos de este centro es que en un futuro, va a ser un vivero de empresas dentro de lo que son una serie de sectores vinculados a la gastronomía y a la alimentación".

Arzak recordó sus inicios en la escuela de hostelería de Madrid. "Yo estuve muy contento allí pero esto está a otro nivel". Además, matizó que los alumnos del BCC tendrán que trabajar duro para llegar alto. "Van a aprender mucho pero la experiencia también es necesaria. El bachiller te da una cultura general; la universidad, una cultura especializada; pero es necesario llevar esta cultura al mundo y eso te lo da la experiencia. Llevar a la práctica aquello que has aprendido no es asunto sencillo", apuntó.

Cada uno de estos cocineros aconsejará en las tareas de formación y colaborará en la medida de sus posibilidades con el nuevo centro y es que, tal y como exclamó Arzak, "¡bastante tenemos cada uno con lo nuestro!". No obstante, alguno tiene claro lo que quiere aportar al proyecto. "Me gustaría enseñar mi banco de pruebas creativo", apuntó Berasategui. "Enseñar mis 36 años y medio en el oficio, ese viaje tan bonito que me ha hecho tan feliz a mí y a tanta gente". En definitiva, hacer "lo que me habría gustado que hubiesen hecho conmigo", conluyó.

A partir del lunes, los fogones del BCC se encenderán para preparar a los nuevos chefs del futuro.