EN un momento de desencuentro entre la manera de consumir y de producir alimentos, la agricultura ecológica se quiere abrir espacio en la ciudad. En los últimos años han sido varios los proyectos puestos en marcha, como el de Uagalur, para tratar de acercar la huerta a las casas, sin intermediarios, de forma que no falten en la nevera productos frescos como leche, verdura, carne, huevos o repostería. Aun así, la gran mayoría sigue acudiendo a los supermercados en busca de algún chollo.
Los productores locales, por su parte, siguen esforzándose para que la gente cambie de hábitos. "Estamos viendo que es una opción viable y bastante más sana", aseguraba ayer Aitor, de Bionekazaritza, la Asociación Alavesa de Agricultura Ecológica. Muchos de ellos se dieron cita ayer en Abetxuko dentro del V Encuentro Cívico Alimentario, que pretende precisamente poner en valor el esfuerzo de todo este colectivo y dar a conocer asimismo las diferentes iniciativas que están trabajando por la sostenibilidad agroalimentaria del entorno.
La iniciativa, que llenó de gente la plaza de este barrio gasteiztarra, arrancó con un mercado de producto local y ecológico. Los puestos exponían productos de primera calidad, entre ellos los cárnicos que se trajo desde su granja de Arbulo María Ángeles García Nieto. "Levamos diez años ya. Allí tenemos a los cerdos y nos encargamos de todo el proceso. Es una experiencia buena", explicaba. Igualmente satisfecha, Eva López de Arroyabe daba a conocer el primer queso alavés hecho con leche de vaca y que ya se puede adquirir a través de la iniciativa comercial Uagalur.
Otros que no podían faltar a la cita fueron los responsables de Arabaesnea, una iniciativa consistente en acercar a la ciudad leche recién ordenada. De hecho, ya se pueden encontrar este tipo de dispensadores en la plaza de abastos, en el centro comercial El Boulevard y en Gorbeia, si bien es cierto que la cooperativa ha implantado también sus máquinas en otras localidades más pequeñas como Murgia, Llodio, Amurrio o Agurain. Así lo explicaba Javier Salazar, quien recordaba que luchan cada día por tratar de sortear la crisis que está afectando también a este sector. "Pese a todo, intentamos que llegue un producto sano a las casas", aseguraba.
El encuentro contó, asimismo, con distintos talleres de crías de gallina, de semillas, una exposición de huertos urbanos y mesas de cultivo. Una de las actividades que más expectación causó fue el taller de cocina organizado por Rubén Castillejo y Natxo Ozkoz, que presentaron su proyecto Cocina de Guerrilla, consistente en un libro de doce recetas y una mochila adaptada para cocinar cualquier plato en cualquier lugar del mundo. Con ella prepararon una barrita nutritiva para montañeros y un tabulé de cuscús. "Es un proyecto que ofrece soluciones gastronómicas creativas y de calidad al alcance de todos", explicaba Castillejo.
Para finalizar, Slow Food, que colaboró en la organización de este encuentro junto con Fundación Zadorra, ofreció una degustación de un pintxo preparado a base de puré de patata, tomate y piperrada.