Divide et vinces, divide y vencerás. El latinajo se le atribuye a Julio César, aunque en sus escritos nunca se llegó a citar la célebre frase. Mientras los integrantes del clan de los bartolos convivieron bajo el mismo techo, allá en la avenida de Los Huetos, el grupo constituyó un bloque compacto contra el que se estrellaban reiteradamente los afanes socializadores municipales. Ahora, con el edificio derruido y sus ocupantes disgregados por los diferentes barrios de la ciudad, parece arrancar el ocaso de la polémica familia. Según ha podido conocer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, hace unas semanas, el patriarca del grupo, Bartolo, una de las figuras más reconocibles del clan junto a la de su mujer, María, ingresaba en la prisión alavesa de Nanclares de la Oca merced a una ejecutoria del Juzgado de lo Penal número 2 de Vitoria. Otros dos de los miembros de la familia, igualmente enredados en juicios, podrían también entrar en la cárcel en breve plazo y, para completar el círculo, la Policía tiene identificados a tres varones más pertenecientes al grupo, cuyo futuro también es incierto.
La larga sombra de los bartolos, la misma que ha asomado con regularidad a las páginas de los diarios alaveses, parece que comienza a menguar. El paso del patriarca por el penal de Nanclares -o por el de Zaballa- puede, no obstante, resultar fugaz. Según apunta el conocido abogado vitoriano Manuel Maysounave, un viejo conocido de la familia a cuyos miembros ha representado en varias ocasiones ante distintos jueces, su encierro no pasará de ser una mera formalidad, ya que al tener más de 70 años es más que probable que se le conceda el tercer grado de manera automática y que abandone el centro penitenciario en cuestión de días. Sus familiares, no obstante, no correrán la misma suerte en caso de resultar condenados y deberán hacer frente a las sentencias que se les imponga.
Según relata Maysounave, el ingreso del patriarca en prisión obedece a "un antiguo asunto", fechado en 2005 y relacionado con una causa de abandono familiar. El letrado asegura que se presentaron dos recursos por este motivo en su día ante los tribunales. Uno para María, que prosperó librándola de la cárcel, y otro para Bartolo, que fue a parar al Juzgado de lo Penal número 2 donde "se ha dilatado" más tiempo del inicialmente previsto, por lo que su traslado a Nanclares ha resultado inevitable.
"Parece que ha habido mucho interés en que esta persona entrase en prisión, pero no deja de ser una auténtica exageración. El mismo recurso le ha servido a su mujer, María, para no ingresar en Nanclares, pero en este caso los papeles se han estancado y ahora queda en manos de la Audiencia Provincial resolver el recurso para sacarlo de prisión. No debemos olvidar que hablamos de una persona de más de 70 años y que tiene una mano totalmente incapacitada", expone. "Se le intenta vincular a delitos con los que no tiene nada que ver, como con el caso del robo de una excavadora. Se dijo que había sido él y en realidad se trataba de un bluff", añade.
cerco judicial Sea como fuere, el cerco judicial se ha estrechado progresivamente a lo largo de los últimos años sobre esta familia de etnia gitana. El robo de una nave ubicada en el polígono industrial de Ali en 2008, caso que contó con una exhaustiva investigación por parte de la Ertzaintza, ha marcado un antes y un después en la historia del clan. Aunque los acusados lograron por tres veces que se suspendiera el juicio que había de sentar en el banquillo de los acusados al patriarca de la familia y a varios de sus parientes por un presunto robo de cobre y acero tasado en más de 162.000 euros, el procedimiento legal continuó avanzando y el juicio está pendiente de señalamiento. La Fiscalía pide de tres años de prisión en adelante para cada uno de los siete acusados en el caso, entre los que nuevamente se encuentra Bartolo.
En la última ocasión en que se convocó la vista oral, tres de los acusados simplemente no se presentaron, lo que, sorprendentemente, en lugar de perjudicarles les permitió ganar algo de tiempo. Eso sí, el agente judicial que atendió entonces la sala avisó de que el juez está dispuesto a que la próxima vez se procese a cuantos comparezcan.
Los hechos que se deberían haber juzgado el pasado marzo se remontan a 2008, cuando un grupo de personas arrasó por completo una nave industrial del polígono de Ali, muy cerca de la entonces residencia familiar del clan. Los dueños del local habían invertido un buen dinero en su reforma y estaba totalmente equipado. Después de que la última empresa que se había afincado en la nave se trasladara, se encontraba listo para ser arrendado, pero entonces sucedió lo inesperado. Un grupo de desconocidos asaltó su interior y acabó con todas y cada una de las piezas de metal que encerraba. Lo hicieron de manera sistemática y por entregas.
Trabajaron de día y de noche. Desplegaron grupos electrógenos que alimentaron focos para iluminar el escenario del asalto. Machacaron el cierre principal y lo sustituyeron por uno propio. Se convirtieron en sus dueños provisionales durante el tiempo que duró el robo. Lo que los ladrones desconocían era que los dueños de la nave se habían dado cuenta de lo que sucedía y habían alertado a la Ertzaintza. Los agentes se apostaron estratégicamente, aguardaron y grabaron en vídeo toda la secuencia. Las imágenes obtenidas señalaron directamente al patriarca de los bartolos y a un grupo de parientes. Las filmaciones les muestran armados con sierras circulares arrancando cables, paneles metálicos, barandillas, radiadores, tuberías y la instalación del aire acondicionado. Tras su paso, uno de los titulares de la nave declaró que "parecía que allí dentro había caído una bomba".
Pero los problemas para los involuntarios protagonistas de esta película no acabaron ahí. La Ertzaintza les vio cargar lo robado en furgonetas y tratar de despistar a posibles perseguidores cubriendo distintas rutas. Finalmente, todos llegaron a una chatarrería cuyo encargado de recepcionar el material actuó presuntamente en connivencia con ellos. En aquella ocasión, el patriarca de los bartolos pasó tres meses en prisión preventiva hasta que depositó una fianza de 6.000 euros.
robo de chatarra Otra de las investigaciones policiales relacionadas con el robo de chatarra, pendiente de resolución y que tiene a integrantes de los bartolos en su punto de mira, está relacionada con la actividad de una chatarrería de Betoño. La Ertzaintza sospechaba del negocio desde que en 2008 se le vinculara al robo de metal cometido en Ali. Los agentes creen que allí también fue a parar un cargamento de peldaños metálicos robados y presuntamente trasladados a ese lugar por varios integrantes del clan. Dichos peldaños podrían haber sido sustraídos de diversas obras de Vitoria. La Policía autonómica procedió a imputar al dueño del negocio por un presunto delito de compra de material robado, práctica conocida legalmente como "receptación". Otro de los empleados de la chatarrería, el encargado de dar el visto bueno a los materiales que llegan y de anotar los datos de quien los entrega, también se halla bajo la lupa de los agentes.