vitoria. Hoy es el Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer. Un nombre que resulta ya tan común que poca gente lo desconoce. Y es que esta forma de demencia es la más habitual en la sociedad actual y afecta ya a 5.000 personas en el territorio, 33.000 en Euskadi y 3,5 millones en toda España.

5.000 alaveses tocados por la sombra del olvido y que hoy, probablemente, no tendrán mucho que celebrar. Pero sí que reivindicar junto a sus familias. Porque cuando el Alzheimer entra en la vida de una persona se instala no sólo en su día a día, sino también en la de toda su familia. Por ello, esta jornada se torna especial. Porque sirve para recordar, en una enfermedad en la que esto se convierte en algo primordial, que este trastorno se encuentra entre las diez principales causas de muerte en el Estado, que la padecen el 60% de las personas dependientes y que se diagnostica un nuevo caso cada diez minutos. Y que esta cifras, lejos de disminuir, se multiplicarán de manera exponencial debido al envejecimiento de la población hasta llegar a los siete millones de afectados, entre cuidadores y pacientes, en 2030.

Por ello, las reivindicaciones en este Año del Alzheimer y, en concreto, en este Día Mundial son muy claras. Los pacientes y sus familiares reclaman una política de Estado específica que considere esta enfermedad como una prioridad socio-sanitaria de primera magnitud. Unas líneas de actuación que permitan establecer un plan estratégico para afrontar los gastos de una enfermedad que supone un importante desembolso económico para el entorno de cada paciente.

Y es que el coste en cuidados se eleva de media hasta los 30.000 euros por persona y año. Una cuantía que incluye el sueldo que deja de percibir el familiar que abandona su trabajo para atender al enfermo, el coste de fisioterapeutas, de los servicios de estimulación y de material sanitario complementario como absorbentes o pañales que hay que comprar si los de los Servicios Sociales no son suficientes.

Desde la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Álava, Afades, se adhieren a estas reivindicaciones y hacen hincapié en el lema que hoy sonará en todo el territorio, Cada diagnóstico, una persona. "Es importante que los investigadores hagan su tarea, pero al mismo tiempo que no se olviden las personas, que detrás de cada caso hay una que evoluciona de forma diferente. El Alzheimer entra en la familia. Lo sufre la persona pero lo padece todo el entorno", afirma Maribel Perea, presidenta del colectivo alavés. Y por estas personas luchan cada día para conseguir los recursos necesarios. "Esto es un caminito de hormigas que va muy lento. A veces nos sentimos desamparados por el lado de que las cosas que pides tardan mucho y, aunque hay voluntad, sólo las intenciones no valen", lamenta.

Para dejar patente esto, hoy celebrarán un acto a las 12.00 horas en el pórtico de la Catedral Santa María. Allí nombrarán como socia de honor del colectivo a la actriz alavesa Teresa Ibáñez. "Recibí la noticia con sorpresa porque no entendí que hubieran pensado en mí. Luego me di cuenta de que por qué no, si nos puede tocar a cualquiera", explica. En la cita realizará una actuación que sirva para reconocer al entorno. "Reivindico la investigación y la ayuda para los familiares porque los enfermos ya están atendidos. Es primordial que el cuidador esté cuidado para que pueda cuidar con el cariño que lo hacen".