Parte de la depresión postvacacional de septiembre se puede aliviar en Vitoria con una escapada por la Europa del este para curiosear los trajes típicos de Rusia, degustar vinos de Moldavia y hasta llevarse a casa un souvenir, como las matrioskas. Así hasta un total de diez países eslavos que representan los productos de Slavianka, la tienda rusa de Los Herrán, número 27, a la que los gasteiztarras han acogido con una calurosa bienvenida. Y eso pese a que este término se suele conocer como una despedida, El adiós a Slavianka, que es el título de una marcha patriótica rusa escrita por el compositor Vasily Agapkin en honor a las búlgaras cuyos maridos partieron al frente en la Primera Guerra de los Balcanes y que ganó renombre durante la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados rusos salieron de sus hogares acompañados por esta música.

Pero los vitorianos más que decir agur a Slavianka han dicho kaixo, porque en menos de cinco meses -desde que el local abrió por primera vez sus puertas en Semana Santa- ya cuenta con un 35% de clientes autóctonos, tal y como asegura Constantino Ushenko, su encargado, quien también tiene otras dos tiendas en Santander y Torrelavega. Aunque con diferencias notables entre ellas. "En Cantabria sólo un 5% de mis clientes es español y eso que la de Santander lleva abierta desde hace once años".

La clave del éxito de este comercio, según explica Ushenko, es que a los gasteiztarras les "gusta probar" nuevos sabores. "Muchos me vienen para preguntarme qué productos les recomiendo de Rusia". Uno de los que les sugiere es el kefir de leche, una especie de yogur líquido que, según precisa, es bueno por dentro y por fuera. "Viene bien al estómago y a la piel, porque se usa como una mascarilla", explica en un perfecto castellano Ushenko, quien hace once años que salió de su tierra natal.

Los productos que más éxito tienen entre los vitorianos son los embutidos. "Vienen frescos porque hago el pedido a una empresa rusa que está en Alemania y me llega en cuatro días". ¿Su diferencia? "El sabor, con diferentes especias, que no significa picante. Es otra forma de fabricar el salchichón, la mortadela o el chorizo. No se puede explicar".

El caviar rojo es otro de los más demandados, como los souvenirs, de muñecas, como las clásicas matrioskas, que hay hasta en versión llavero, los trajes folclóricos de mujeres rusas, viseras militares y camisetas de la CCCP, siglas en ruso de las antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En las estanterías también se pueden encontrar latas de conservas, como sprots (boquerones ahumados en aceite) o hígado de bacalao. "Cada semana intentamos traer cosas nuevas". La última adquisición son las galletas de chocolote con caramelo por 0,80 céntimos, que Ushenko las ha situado al lado de uno de los postres más conocidos en su patria: el prianiki, una especie de bizcocho de jengibre.

bebidas únicas Para regar las gargantas en Slavianka no podían faltar las bebidas, ya que casi todas las originales que se fabrican en Rusia no están presentes fuera de sus fronteras. Un ejemplo de las que sólo se conocen en ese país es el Kbas, que significa "levadura de pan". En su origen era una bebida alcohólica fermentada muy suave -ya que la más fuerte ronda los 2,2 grados- normalmente de color amarillo. En Lituania empezaron a producir el Kbas como refresco, puesto que, de hecho, se conoce como "la Coca Cola comunista", por su sabor, color oscuro y espuma parecida. Y el que vende Ushenko es esta versión sin alcohol embotellada en dos litros. Otra bebida tradicional en Rusia es el té, que se toma a cualquier hora del día. Lo más habitual es que sea el negro, al que se le hecha azúcar y limón, pero sin leche y siempre caliente. "En esta caja hay 30 variedades, aunque éstos, por ejemplo, son de la India, que para hacer un regalo está bien por 17,50 euros".

Una muestra de que Slavianka vende productos de diez naciones eslavas diferentes se nota con el brandy. "Tenemos el de Moldavia o Armenia y también vinos de Rumanía, de Georgia o Moldavia.", agrega este encargado

Muy popular en este comercio es la cerveza. "Vendo camiones. La diferencia es que la de nuestro país es muy viva porque pasa mucho tiempo en los recipientes donde se produce". Por un euro, está la rubia, Cmampbiu Menbhuk, más fácil de solicitar si se traduce como Molinero Viejo, aunque la que más reconocimiento internacional se ha ganado es la báltica, que es la negra.

Aunque para fama, la que tiene el archiconocido vodka ruso. En Slavianka hay innumerables marcas tras el mostrador, como Nemiroff y Mirna, por 8 euros. "El auténtico vodka es el de Rusia y Ucrania. El de aquí no lo es porque tienen menos de 40 grados y da igual que sea de marcas conocidas como Absolute. Nosotros somos los que sabemos hacerlo. Es como los vinos que producimos allí, que por mucho que queramos nunca serán Rioja".

Sin mezclas Ushenko no desvela la receta del vodka, pero sí las reglas de oro a la hora de tomarlo. Nunca mezclarlo con otras bebidas. No poner hielo porque sólo hay que enfriar la botella en la nevera. No se bebe antes o después de comer, sino que se acompaña con zakuski, (entremeses). Y antes de regar la garganta hay que brindar. Son los Tost!, aunque el más común es Na zdoróvie! (¡Salud!).