vitoria. Más de 250 mayores de 60 años que reconocen sufrir malos tratos y otros 570 que callan su situación. En total, cerca de un millar de alaveses que ve empañada su felicidad por causa de los abusos. Pero un elevado porcentaje de ellos prefiere mantener su situación en secreto y no revelarla ni siquiera a los asistentes sociales que les entrevistan personalmente y que podrían facilitarles ayuda. Una de las razones que más pesan a la hora de prolongar este mutismo es, según estos profesionales, el miedo al "qué dirán". "Se trata de un problema oculto aún en la sociedad, a lo que contribuye además, el hecho de que es un tema tabú para muchas personas mayores que los sufren", explican los expertos.

Quienes se dedican al mundo del trabajo social con mayores señalan que "la condición de anciano supone un especial peligro de ser objeto de abusos causados precisamente por las personas que les rodean y que están llamadas a velar por ellos los últimos años de su vida". Así, detallan que "tanto las instituciones como la familia generan situaciones en las que la violencia puede fácilmente llegar a aparecer de forma repetida y las víctimas pueden sentirse incapaces de escapar del control de los agresores a los que están sometidos por la fuerza física, la dependencia emocional, el aislamiento social o por otros vínculos económicos, sociales o jurídicos". "En esta violencia, los sujetos más vulnerables en el seno del hogar son las mujeres, los niños y los ancianos", completan.

abandono El abandono de los mayores, que no debe ser exclusivamente interpretado como echar a la calle a alguien, es en sí una forma de maltrato añadida. "Se da cuando la familia se despreocupa de cubrir sus necesidades y de sus deberes con los mismos", aclaran los trabajadores sociales.

Puede darse bajo la forma de aislamiento en su propia casa, algo que provoca un sentimiento de soledad y que acaba desembocando en cuadros de de depresión y en la aparición de otras patologías asociadas, tanto físicas como psicológicas.

Los profesionales de la asistencia social recuerdan que el abandono no se circunscribe en exclusiva a la familia. "También existen casos en residencias o albergues, donde los encargados de cuidarles pueden dejarlos solos por largos periodos de tiempo. Totalmente desatendidos en muchas ocasiones, incluso sin que la familia sospeche de ello".

El motivo que en algunas ocasiones lleva al abandono familiar radica en un sentimiento de venganza de los hijos hacia los padres después de haber pasado parte de su infancia o adolescencia desatendidos o maltratados por sus progenitores. "Ante la vulnerabilidad de éstos, los hijos se desentienden. Máxime cuando los adultos mayores padecen alguna enfermedad que requiere de cuidados permanentes".

Los múltiples casos de abandono social de mayores enfermos en hospitales o residencias llegan como resultado de una dinámica cultural y, según advierten los expertos, "sólo se puede lograr un cambio de mentalidad si desde los niños, jóvenes y adultos se modifica la educación y percepción de la vejez y las relaciones familiares, destacando el valor de los ancianos".