madrid. El Papa Benedicto XVI hizo ayer un llamamiento a cientos de miles de peregrinos, que participaron en la denominada Eucaristía del Envío de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), para que amen a la Iglesia y no cedan a la tentación de "ir por su cuenta".
"No se puede seguir a Jesús en solitario", sentenció el Pontífice arropado por miles de sacerdotes, en la misa celebrada en el aeródromo de Cuatro Vientos, a la que asistieron los reyes y el ministro de Fomento, José Blanco.
También asistieron el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón; la teniente de alcalde de Madrid, Ana Botella, y su esposo, el expresidente del Gobierno José María Aznar; el presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, y el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, entre otros.
Benedicto XVI insistió en que seguir a Jesús implica "caminar con Él en la comunión de la Iglesia" en lugar de vivir la fe según la "mentalidad individualista" que predomina en la sociedad. Quien así lo hace, aseveró el Santo Padre, corre el riesgo de no encontrar "nunca" a Dios o de acabar siguiendo una "imagen falsa" de Él.
"Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor", enfatizó.
Así, Benedicto XVI pidió a los jóvenes que reconozcan la importancia de su inserción en las parroquias, las comunidades y movimientos a los que pertenecen, así como la participación en la eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón y el cultivo de la oración y la meditación de la palabra de Dios.
El Papa esgrimió que la Iglesia no es una simple institución humana, como cualquier otra, sino que está "estrechamente unida a Dios".
el "sí" a cristo Por su parte, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, dijo que el retorno de los jóvenes a sus vidas cotidianas, tras concluir la JMJ, tiene que ser el momento del "sí" a Cristo, ante el "inquietante panorama moral y espiritual" que les espera.
"Urge un sí al matrimonio y a la familia proyectada y realizada según el plan de Dios, al evangelio de la vida", dijo el prelado, quien también animó a los fieles a responder afirmativamente a la vocación al sacerdocio o la vida consagrada o a ser un apóstol seglar en el mundo "tan convulso y problemático de nuestro tiempo".
En la celebración eucarística tan sólo algunos fieles pudieron recibir la eucaristía porque las inclemencias del tiempo de la noche del sábado dañaron las hostias instaladas en las capillas colocadas en el aeródromo, algo que lamentó profundamente el Santo Padre.
la JMJ, a río en 2013 El Papa, quien fue aclamado y aplaudido continuamente, citó a los presentes al encuentro mundial de la juventud que se celebrará en Río de Janeiro en 2013, lo que causó una gran ovación de los brasileños, que agitaron fuertemente sus banderas.
Los jóvenes españoles entregaron a los brasileños la cruz símbolo de la JMJ, mientras que Benedicto XVI bendijo además cinco cruces y se las impuso a otros tantos jóvenes, uno por continente, como señal de envío y mandato misionero.
"Pidamos al Señor ya desde este instante que asista con su fuerza a cuantos han de ponerla en marcha y allane el camino a los jóvenes de todo el mundo para que puedan reunirse nuevamente con el Papa en esa bella ciudad brasileña", afirmó el Pontífice. De este modo, tras Buenos Aires (1987), Río de Janeiro será la segunda ciudad de América del Sur en celebrar este encuentro internacional.
Tras agradecer la tarea y la presencia de todos cuantos han participado en esta reunión, trasladó su "cercanía espiritual" y "afecto entrañable" a los que sufrieron el accidente ocurrido en el aeropuerto de Barajas, cuando al cumplirse su tercer aniversario.
Los jóvenes corrieron para situarse cerca del vehículo en el que el Papa se trasladó al recinto ferial de Ifema para agradecer el trabajo de los 40.000 voluntarios que han colaborado desinteresadamente con la organización de la JMJ.
El Samur tuvo que atender desde el sábado hasta ayer a unas 1.500 personas en el denominado campamento de la fe por problemas derivados del calor, del que muchos se protegieron con sombrillas y sombreros, así como por el agotamiento registrado tras una noche de vigilia y de festejos.