vitoria. Desde los atentados del 11-S en Nueva York, la Policía ha tenido en su punto de mira toda clase de líquidos ya que estos pueden contener componentes explosivos que pongan en peligro la seguridad ciudadana. Ahora, tras años de control de los componentes de los líquidos, un equipo de investigadores de la UPV/EHU ha desarrollado un método para determinar la composición química de líquidos sospechosos de ser explosivos que confisca la Policía.
Normalmente, estas composiciones no pasan de ser sustancias pirotécnicas de las que habitualmente se destinan a la fabricación de fuegos artificiales de baja potencia, como bengalas o fuegos destinados a acontecimientos artísticos o deportivos. Pero en ocasiones, estas sustancias pirotécnicas pueden caer en malas manos y resultar peligrosas para los ciudadanos. De hecho, en las pruebas realizadas por el equipo de la UPV/EHU se encontraron, en algunas de las muestras analizadas, sustancias peligrosas para la salud, como el metanol y el ácido bórico.
La principal novedad que aporta el nuevo método desarrollado por este grupo de investigadores es que han logrado un alto grado de eficacia en la detección de sustancias explosivas de potencias menores. Y es que hasta ahora, casi todos los esfuerzos se habían concentrado en investigar en medios de detección de explosivos de gran potencia y, sin embargo, poco se había estudiado sobre los explosivos menores.
El nuevo método desarrollado por el investigador Kepa Castro y su equipo, ofrece a los jueces pruebas científicas concluyentes sobre la naturaleza y composición de los líquidos. Este sistema combina cuatro técnicas habitualmente utilizadas en los laboratorios para determinar, de manera sencilla, compuestos explosivos o inflamables en líquidos confiscados.
De esta forma será más rápido y sencillo localizar compuestos ilegales dentro de los líquidos.