Baiona. Un médico del centro hospitalario Côte Basque de Baiona permanece detenido desde el miércoles por la mañana acusado de, al menos, cuatro casos de eutanasia en otros tantos pacientes de edad avanzada.
Los hechos, referidos a muertes ocurridas durante los últimos cinco meses, han ocurrido en el servicio de urgencias del centro hospitalario labortano, según Stéphane Lambert, viceprocurador del Gobierno en Baiona. El último de los supuestos casos tuvo lugar el miércoles de la pasada semana, cuando falleció un hombre de 92 años.
El magistrado precisó que se ha abierto una investigación preliminar bajo la sospecha de que puede existir "un homicidio voluntario con premeditación". Lambert explicó que la reclusión del médico, que cuenta con "cierta experiencia" en este servicio, se ha prolongado para continuar con las investigaciones, según recogió France Info.
Todos los casos bajo sospecha se refieren a personas de avanzada edad, que ingresaron en urgencias calificadas médicamente como "en el final de su vida". Por ello recibieron atención sanitaria en una zona de cuidados paliativos.
Los hechos fueron denunciados por personal del servicio de urgencias a sus superiores, quienes tomaron la decisión de denunciarlo ante la policía, según un comunicado difundido por el hospital.
En el texto, el centro médico señaló que el 9 de agosto sanitarios de esa residencia explicaron a "la dirección las condiciones de la muerte de pacientes ingresados en el final de su vida", por lo que "el director inmediatamente informó de los hechos al procurador de la República, que ha abierto una investigación jurídica". El viceprocurador de Baiona señaló que las cuatro muertes bajo sospecha de eutanasia se circunscriben a abril, mayo, julio y el citado 3 de agosto, jornada en la que falleció el anciano de 92 años.
Francia aprobó en 2005 una ley, denominada Leonetti, que prohibe en casos de enfermedad terminal "el ensañamiento terapéutico", preconiza los tratamientos paliativos pero prevé el derecho del paciente de rechazar estas medidas y de que los médicos puedan "dejar morir" a la persona.
En este último caso, los doctores pueden "tomar la decisión de limitar o detener un tratamiento inútil, desproporcionado o que solo tenga el objetivo de prolongar artificialmente la vida". No obstante, esta determinación deben tomarla de forma consensuada todos los médicos, de común acuerdo con el enfermo o con una persona de su confianza.