vitoria. La austeridad no está reñida con la diversión. Eso sí, mientras el recorte afecte exclusivamente a los privilegiados. El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, mostró ayer su satisfacción por haber eliminado la recepción de La Blanca -canapés y música para políticos y afamados representantes del ámbito social y cultural de la ciudad valorados en 27.000 euros- y adelantó que el año que viene seguramente los ajustes no lleguen a los actos que son para todo el mundo. "El Ayuntamiento siempre hace un esfuerzo importante porque las fiestas de Vitoria son eminentemente populares, un servicio público y permiten que la gente que no puede gastar dinero tenga la oportunidad de disfrutar. Así que aunque haya crisis, no imagino no seguir haciendo ese esfuerzo", subrayó.

Esa premisa guiará la elaboración del presupuesto que sustentará las fiestas del año que viene, una labor la de confeccionar las nuevas Cuentas municipales que comenzará en octubre. Y aunque aún es pronto para adelantar novedades, el alcalde desveló su intención de mantener la programación actual e, incluso, llevarla más lejos. "Yo no cambiaría cosas, sino que mejoraría o añadiría algunas", subrayó, al tiempo que recordó su compromiso de instalar una pantalla en la Plaza Nueva para la bajada de Celedón.

No dijo nada el alcalde acerca de la respuesta de los vitorianos a las actividades y los espectáculos de la agenda festiva de este año. Será hoy la responsable de Cultura, Encina Serrano, quien ofrezca esos datos. No obstante, quien haya picoteado de todo el programa ya sabe que los fuegos artificiales, por ejemplo, han vuelto a destacar por su espectacular aforo. Asimismo, ha habido conciertos, como el de Maldita Nerea, que abarrotaron la plaza de Los Fueros.