vitoria. Tras más de 10 años de obras, la AP-1, autopista que enlaza desde Eibar Gipuzkoa con Álava, veía la luz en 2009 y se presentaba en sociedad como una alternativa para los miles de vehículos procedentes de Europa que año tras ína a su paso por Durango, Amorebieta-Etxano y, especialmente, por la carretera BI-625 a la altura de Arrigorriaga.

En el año 2002, por ejemplo, estas tres vías vizcaínas registraron durante la primera operación salida del verano una media de casi 3.000 vehículos a la hora. En medio, unas carreteras incapaces de absorber semejante densidad de tráfico, lo que propiciaba retenciones kilométricas de los miles de veraneantes que encontraban en Bizkaia el único punto accesible para conectar el paso por la muga con el sur de la península. En esas mismas fechas, en la A-1, a la altura del municipio alavés de Armiñon -uno de los puntos más problemáticos del herrialde- no se registraron retenciones importantes de tráfico.

Según las distintas fuentes consultadas por este periódico, esta situación se repitió verano tras verano hasta llegar a 2005, año en el que la afluencia de vehículos en Bizkaia se evaporó con la remodelación del puerto de Etxegarate, un importante eje de comunicación a nivel europeo que fue descongestionando paulatinamente el tráfico en los puntos negros de la red viaria vizcaina.

Desde entonces, y a raíz de la remodelación de Etxegarate y, sobre todo, de la puesta de largo de la AP-1, tanto las carreteras gipuzcoanas como las alavesas se han convertido en una autentica trampa -como antaño ocurría en Durango, Amorebieta-Etxano o Arrigorriaga- para las miles de personas que cada agosto inician el camino desde distintos puntos de Europa para poner rumbo al sur e iniciar allí sus vacaciones.

Durante la operación salida que comenzó hace unos días, además, este flujo migratorio ha contado con un handicap que ha terminado por descolocar las previsiones iniciales de los responsables de las vías: el inicio del Ramadán ha caído en pleno uno de agosto, multiplicando, de esta manera, la afluencia de viajeros de origen musulmán que han aprovechado esta coincidencia de fechas para cruzar el estrecho y reencontrase con sus familias.

Buen ejemplo de esta situación se producía el pasado fin de semana en Álava. Ya sea por falta de previsión, como denunciaron algunos colectivos de conductores, o por falta de una ruta alternativa, la red viaria de este herrialde apelotonó el sábado una hilera de vehículos que en algunos puntos alcanzó los 10 kilómetros de retenciones. Curiosamente, una de las situaciones más desesperantes se producía a la altura de Armiñon, donde más de un conductor tuvo que armarse de paciencia para recorrer los cinco kilómetros de retenciones. El volumen de vehículos fue tal que la Ertzaintza tuvo que cortar intermitentemente los túneles de la autopista para evitar que cientos de pasajeros se quedarán atrapados en caso de producirse algún accidente.

Desde el Real Automóvil Club (RAC) Vasco Navarro, consideraron que esta situación cogió "desprevenida" a la Diputación y, según advirtieron, podría haberse evitado con un simple cambio de señalización en las carreteras. De hecho, según denunciaron, para los que no conocen el trayecto y se guían por las señales, la autopista de pago se presenta a los conductores como la única alternativa para cruzar la CAV desde la muga y seguir en dirección Burgos, algo que también podrían hacer desde Etxegarate.

Mientras en Álava los conductores se armaban de paciencia para iniciar sus vacaciones, la red viaria vizcaina registraba en esta primera operación salida del verano de una salida ordenada y escalonada de los que iniciaban sus vacaciones.