Aunque en esta vida hay tiempo para todo, la gasteiztarra Nahia Ispizua es de las que prefiere hacer todas las cosas a la vez y, además, con nota. Pero no sólo porque sea la alavesa que ha sacado la mejor puntuación de Selectividad, con su 9,6, que le sale por la media de su brillante expediente de Bachillerato más su no menos extraordinaria prueba de acceso a la universidad. Esta joven de 18 años es de las que hace que los días parezcan que tengan más de 24 horas porque si no, es imposible explicar cómo ha podido compaginar su segundo curso de Bachillerato en Olabide Ikastola, el más importante, con sus clases de piano, en las que lleva diez años, más las de alemán, idioma del que tiene acreditado el título B-I, o de inglés, del que encima este año ha logrado sacarse el difícil título Advanced. Por si fuera poco, su agenda también deja hueco para echar unos largos en la piscina de la Fundación Estadio.

Pese a que para Nahia la clave de su éxito es la organización, confiesa tener una especial debilidad por los viernes. En ese día exprime sus tardes por completo para apuntarse a las tareas extraescolares. "De 16.00 a 16.45 horas iba a piano, de 17.00 a 18.30 horas a alemán y a las 19.00 horas a natación, aunque los lunes iba dos horas a inglés".

Es una chica diez y la gente, abrumada, le pregunta cuál es su secreto. "Muchas veces me dicen cuál es y la respuesta que doy es que no hay ninguno. Lo más importante es que haya interés, constancia y trabajo", aclara esta estudiante, a quien el martes "le pilló por sorpresa" que la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), le llamara para comunicarle que tenía la mejor nota de selectividad de Álava. "Mis padres, después de ponerse muy contentos, me dijeron que era de agradecer porque al final este resultado compensa el trabajo de todo el año". Y el que también le permitió respirar con tranquilidad al saber que su nota específica, un 13,1 sobre un total de 14 puntos, le daba el pasaporte directo a su sueño: matricularse en la Universidad de Navarra para cursar Medicina, cuya nota de corte era un 11,7. "Mi meta sería dedicarme a la investigación, como a la Onocología, porque hay mucho que hacer en ese campo. Aunque también no descarto hacer la especialidad de Pediatría porque me gustan mucho los niños".

La polémica de Química Aunque Nahia asegura que al final la Selectividad es un "examen más", ello no le impidió que al coger el bolígrafo le temblaran las manos al ponerse frente al temido folio en blanco. "Salí contenta, pero la clave de la Selectividad es elegir muy bien en la prueba específica las asignaturas que más puntúen para tu carrera. En mi caso, para Medicina, fueron Biología y Química". Examen este último que no estuvo exento de polémica en la convocatoria de junio. "El mío era la opción A y también había una pregunta que no estaba en el temario, aunque digan que sí que estaba porque no sólo en el modelo B había un error".

Pero al final logró obtener los cuatro puntos de este ejercicio. Su ritual de estudio, una vez más, volvió a funcionar. "Lo primero que hago son los deberes y luego repasar lo que había dado en el día y el fin de semana lo dedicaba a lo que no me había dado tiempo entre semana".

El estrés acumulado se lo ha quitado con una semana de relax en Salou con sus amigas, más la otra que tiene prevista con sus padres. Pero hasta que llegue ese día no hace el vago. En verano da clases particulares.