Vitoria. Sin altercados ni sobresaltos. La operación conjunta desarrollada por la Ertzaintza y la Policía Local de Vitoria para desalojar la casa ocupada en el número 103 de la calle Cuchillería, se caracterizó por la tranquilidad. Aunque se trataba de la crónica de un desahucio anunciado, los residentes en esta vía del Casco Viejo se sobresaltaron al comprobar que, desde primera hora de la mañana, una treintena de agentes de la Policía autonómica, apoyados por efectivos de la Guardia Urbana, habían tomado el frente del inmueble y cortado todos los accesos. Después de muchos tiras y aflojas legales, finalmente los juzgados vitorianos emitieron la orden de vaciar la casa y los agentes la ejecutaron.

Para las 9.00 horas, ya había policías encaramados a lo alto del tejado del edificio, asegurados con arneses y cuerdas, listos para intervenir. Mientras, otro grupo accedía por el acceso principal al interior sin que al parecer encontraran oposición alguna. Un grupo compuesto por una veintena de personas, jóvenes en su mayoría, se acercó hasta el lugar para observar lo que ocurría y fue identificado por el dispositivo policial.

Después de que los agentes despejaran la vivienda, los obreros que trabajan en la restauración de la cercana Catedral de Santa María procedieron al tapiado de todos los accesos, tanto del portal como del acceso al bar anexo, así como de las ventanas. El inmueble, que según sus titulares, los responsables de la Fundación Catedral Santa María, se encontraba en mal estado y amenazaba ruina, carece ya de ocupantes. Un representante de los antiguos moradores del edificio señaló que la ocupación se trasladaría a otro inmueble del barrio. Posteriormente, los vecinos de la zona señalaron que el grupo se había mudado a otra vivienda abandonada, al parecer en la calle Portal del Rey.

Tras el desalojo, los portavoces de Bildu Gasteiz criticaron que a pesar del gran número de pisos vacíos existentes en el Casco Histórico, y especialmente en esa manzana, la única intervención pública hasta la fecha haya consistido en "vaciar una vivienda ocupada por jóvenes sin que se conozca cuál será la utilidad que se le va a dar a dicho inmueble". "Es especialmente preocupante que una institución de gestión absolutamente opaca como la Fundación Santa María actúe sin ningún tipo de control sobre las viviendas vacías de la manzana de la Catedral", señaló la concejala abertzale Ane Aristi.