LAGUARDIa. El entorno vitivinícola de Rioja Alavesa busca iniciativas que dinamicen su entorno y atraigan visitantes. Un grupo de 36 personas, encabezado por los bodegueros, profesionales del turismo, gestores de proyectos ecoturísticos, alcaldes y concejales de la zona han viajado esta semana a Galicia para conocer de primera mano iniciativas que se desarrollan en esta comunidad y sopesar la posibilidad de importarlas a Álava. Organizada por la Ruta del Vino de Rioja Alavesa, la visita se llevó a cabo dentro del programa de formación y sensibilización.

El itinerario recaló en las localidades de Ribadavia, la zona del Ribeiro, la Ribera Sacra, Allariz y Monterrei y hubo tiempo para acercarse a la viticultura "heroica" de Ribeira Sacra, practicada en pronunciadas pendientes. También se visitaron bodegas, viñedos, restaurantes, hoteles, comercios, complejos curiosos, como el formado por el restaurante O Castelo, y bodegas.

En cuanto a iniciativas singulares, el grupo conoció el proyecto de la escuela de piragüismo de Ribadavia y los catamaranes que recorren las aguas del Miño y del Sil. Estas ofertas turísticas fueron seguidas con mucho interés por el paralelismo que puede haber con el Río Ebro a su paso por Rioja Alavesa, donde hay ayuntamientos interesados en poner en marcha alguna iniciativa. Es el caso de Lapuebla de Labarca, donde su alcalde, Daniel Espada, e incluso la Cuadrilla de Laguardia-Rioja Alavesa, no descartan la construcción de un embarcadero en el lugar de La Póveda o incluso la convocatoria de alguna bandera de regatas.

Entre las bodegas visitadas destacó la de Eduardo Peña, una empresa creada para salvar una tradición familiar y que acabó involucrándose en una aventura más romántica que comercial. Eduardo Rodríguez, prestigioso hostelero gallego, indagó en sus raíces familiares y redescubrió un precioso viñedo que mira al embalse de Castrelo de Miño. Compró aquellas cinco hectáreas, plantadas con lo más florido de las variedades autóctonas, y edificó en medio de ellas una preciosa y equilibrada bodega. En la casa elaboran dos blancos, uno de ellos más fresco llamado María Andrea, y el Eduardo Peña. Siguen un proceso de maceración en frío con nieve carbónica, después un trabajo con sus lías y fermentación en depósito de acero inoxidable.

También se visitó el Museo do Viño de Monforte de Lemos, que ocupa el edificio que albergó la casa consistorial y acoge una innovadora exposición de la cultura enológica. El centro se complementa con una enoteca y una tapería. También alberga la sede del consejo regulador de la D. O. Ribeira Sacra.