Vitoria. No sabe si en la Torre de Babel se hablaba el corso, el bretón, el gallego o el euskera, aunque a buen seguro que, como pilar simbólico del origen de las lenguas, algunos de los constructores empleaban estos idiomas. Cuenta la leyenda bíblica que aquella enorme construcción que se elevaba en la ciudad de Babilonia dejó de construirse en medio de la confusión arrojada por Dios como castigo por su pretensión de alcanzar el cielo.

La leyenda quedó para los creyentes, pero el edificio ha sido uno de los más buscados durante siglos hasta concluir que los restos encontrados del primer zigurat semita de esta región mesopotámica se correspondían con este mítico edificio. Ahora, las primeras piedras de una nueva Torre de Babel se están poniendo en Vitoria. Y es que a partir del próximo 18 de julio y hasta el 22, decenas de jóvenes llegarán a la capital alavesa desde todo Europa para participar en el Encuentro internacional de jóvenes que utilizan lenguas minoritarias.

Varias decenas de chavales de entre 18 y 25 años que pondrán la nota de color a la ciudad y que demostrarán que las ganas de entenderse supera cualquier barrera lingüística. Entre ellos, ya más de 60 confirmaciones llegadas desde Córcega, Bretaña, Cataluña, Mallorca, Galicia y Valencia. Un crisol de culturas bajo la misma bandera de la supervivencia en un mundo de mayorías.

Y para demostrar que la minoría a veces tiene mucho que decir y ofrecer, se reunirán y pondrán en común sus idiomas y los problemas que encuentran para poder desarrollarlas y afianzarlas en sus entornos. La posibilidad de conocer estas raíces de primera mano es lo que ha impulsado a la mayoría de los integrantes de este foro. Es el caso de Alba Aguete, que llegará desde Vilanova de Arousa, una localidad de Pontevedra, para completar su formación académica. "Me enteré por una amiga que lo vio por Internet. Estudio Filología Románica y me interesaba mucho el tema, porque los idiomas son algo que me apasiona", afirma mientras apura las últimos horas antes de los exámenes. Quizás por ello todavía no ha tenido demasiado tiempo para hacerse a la idea de que en apenas dos semanas estará en Vitoria cumpliendo con otro tipo de conocimiento de forma más ociosa. "Espero encontrar a gente que hable lenguas distintas y que las use. Es lo que más ilusión me hace, el poder escuchar a otras personas".

Y es que esta gallega de 22 años tiene espíritu combativo por mantener ese patrimonio cultural que también en su tierra es complicado de extender en algunos ámbitos. "Muchas veces están infravaloradas y por eso son tan importantes estos encuentros. El hecho de que estas lenguas tengan esa valoración es algo social y en lo que hay que educar. Una solución podría ser que los sectores más elevados que marcan la tendencia los asuman y promocionen", propone Alba.

Desde galicia con amor Su entusiasmo contagió a su amigo Daniel Galiñanes, que oyó hablar de la iniciativa y pensó que podía ser una buena forma de acercarse a otras culturas. Así las cosas, él también se animó a venir a Gasteiz a pesar de que su currículo académico poco tiene que ver con las letras. "Yo estudio Economía pero el año pasado tuve una asignatura de lenguas minoritarias que me gustó mucho y cuando Alba me comentó esto, me animé", explica Daniel.

A sus 21 años valora la oportunidad que supone esta experiencia para conocer otras culturas. "Con las reuniones y los congresos seguro que aprendemos mucho. Me interesan especialmente los corsos", señala. Y en cuanto a la posibilidad de que suceda lo mismo con su idioma con alguno de los otros participantes, lo tiene claro. "Intentaré enseñar qué es el gallego y cómo lo vivimos aquí, que en los sitios pequeños se habla pero las ciudades se usa más el castellano. Voy a tener que hacer apuntes", bromea.

Ellos, junto a otro grupo de gallegos, llegarán el próximo día 18 para participar en la multitud de citas que incluye el encuentro y que se desdoblarán en dos fases. En la primera unas charlas a cargo de ponentes reconocidos como Carme Junyent, que abrirá el fuego tratando el tema de la sostenibilidad de las lenguas. También participará Sechu Sende, que acercará la realidad de Galicia y abordará los prejuicios de los jóvenes en el uso de las hablas minorizadas, mientras que la sonrisa llegará de mano de Mikel Urmeneta, que explicará la situación en Euskadi con humor. El jueves Gorka Julio instruirá a los presentes con una charla sobre las nuevas tecnologías a la que seguirá la presentación de Joan Solé de un estudio sobre jóvenes y catalán. Por último, el viernes será el turno de una mesa redonda en la que se juntará a la escritora Jasone Osoro, la escaladora Irati Anda, la periodista Naroa Cuesta y un músico aún por determinar.

Después de estas citas más oficiales será el turno de la palabra para los participantes y por la tarde de las visitas. En todo este maremágnum organizativo ha estado envuelto Ander Markinez. A sus 22 años no dudó ni un momento en liarse la manta a la cabeza con la estructuración y participación en el evento, una de las características más integradoras de la cita. "Me enteré a través de un amigo de que se hacía y como me interesaba el tema, me apunté. Me comentaron que se necesitaba una mano para sacar adelante el proyecto y acepté", recuerda Ander, que es una muestra más de cómo el boca a boca funciona mejor que nunca.

Poco a veces es mucho Porque ¿qué mejor manera de hacer sobrevivir los idiomas que utilizándolos? Así lo ve también Ander, que usa habitualmente el euskera a pesar de que sus aitas no lo hablan. "A lo mejor sí que es cierto que hay gente que lo sabe y no lo habla porque tiene complejo de inferioridad porque no lo domina bien. En mi caso no es así porque mis padres me mandaron a ikastola y me defiendo bien", comprende Ander. Aunque él felicita los esfuerzos que ya se llevan a cabo. "Se hacen muchas campañas para promocionarlo aunque a mí me gustaría que tuviera más presencia, claro", afirma.

Precisamente para que se extienda el uso y la gente pierda el miedo, él decidió implicarse del todo en este proyecto. "Está muy bien que un encuentro así se haga a nivel internacional, con la participación de muchos lugares", elogia.

Con él coincide Oihan Txabarri, que trabaja mano a mano con él en el grupo paralelo de organización que da ideas al Servicio municipal de Juventud. "No se hacen muchas cosas de este tipo aquí porque sí que hay cosas reivindicativas y de promoción del uso del euskera, pero no que incluyan a gente de fuera", admite. Por ello cuando un amigo le comentó la idea no lo dudó ni un momento. "Me apetece mucho intercambiar opiniones con gente de otros lados y ver qué experiencias tienen ellos con sus idiomas, qué problemas encuentran para vivir en su idioma y qué cosas positivas tienen", explica.

Y precisamente en este punto es donde aspira a encontrar alguna idea que poder aplicar en Álava. "Aquí el problema que tenemos es que la cuarta parte somos euskaldunes y no lo usamos porque no sabemos que el de enfrente también lo es. No se ha dado el salto del conocimiento al uso porque vivimos a la sombra de otro idioma mucho más grande", lamenta, aunque añade que la situación actual es buena por lo avanzado en los últimos años. Y no como los bretones, lengua que más curiosidad le despierta. "Este idioma está en un momento bastante complejo como todos los dialectos franceses y me interesa saber cuál es la realidad exacta", apunta.

Y no es para menos. Porque la oportunidad de este encuentro es única y estos jóvenes se reunirán en menos de dos semanas para demostrar que un poco de muchos puede hacer un montón. Que la Torre de Babel no tiene por qué ser un nido de confusión y que en Vitoria las minorías hablarán en euskera, gallego, bretón, corso, catalán, mallorquín o valenciano. Y lo harán a pedir de boca.