vitoria. Las anunciadas medidas de austeridad municipal comenzarán a aplicarse en el seno de la Policía Local. Según ha podido saber DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el Ayuntamiento ha puesto en la balanza los pros y los contras que conllevaría dotar a la Guardia Urbana de Vitoria de una Unidad Canina y ha decidido ahorrarse los 300.000 euros que le iba a tocar desembolsar para que los agentes dispusieran de cuatro perros entrenados para acompañarles en sus labores de vigilancia. La idea, herencia del anterior concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully, había sido duramente criticada en numerosas ocasiones, tanto por la ciudadanía como por los sindicatos del cuerpo, quienes lo calificaban de "auténtico despilfarro" y consideraban que obedecía a "un capricho personal de Bully". La llegada de la popular Marian Castellanos a la concejalía responsable de la Policía Local augura un importante cambio de rumbo en Aguirrelanda, que ya se ha materializado con el nombramiento del nuevo comisario jefe, el nuevo responsable de escoltas y la eliminación del proyecto de la controvertida Unidad Canina. "No concuerda con nuestra idea de lo que queremos que sea la Policía Local de Vitoria. Vamos a primar la cercanía y no creemos que eso se consiga con perros adiestrados", señaló ayer la nueva concejala de Seguridad Ciudadana.

Tras la creación de la Unidad Operativa de Seguridad (UOS), la segunda novedad que José Manuel Bully quiso introducir en la estructura de Aguirrelanda fue la Unidad Canina. Una idea que muchos calificaron de innecesaria y de excesivamente onerosa, opiniones que parecen entrar en sintonía con la manera de pensar del nuevo equipo de gobierno municipal. "No nos vamos a gastar 300.000 euros en perros policía porque estamos convencidos de que esto no es lo que necesita la ciudad", zanjó ayer Marian Castellanos.

El sistema elegido por el gabinete que lideraba Patxi Lazcoz para proporcionar soporte cánido a la Guardia Urbana de la capital alavesa fue, cuando menos, original. A diferencia de otros cuerpos, que cuentan en las comisarías con dependencias habilitadas para los perros en las que los agentes entablan una estrecha relación con los animales, les alimentan, les entrenan y les pasean, en Vitoria el planteamiento era radicalmente diferente. El Ayuntamiento ideó un modelo de renting que contemplaba el suministro de cuatro canes, ya adiestrados, durante cuatro años. Los perros llegarían perfectamente preparados para labores de vigilancia y no pernoctarían en Aguirrelanda. Cada día serían trasladados, ida y vuelta, desde su centro de residencia hasta la comisaría en dos vehículos especiales que el Consistorio tendría que comprar expresamente para este servicio. Además, los agentes que patrullarían con ellos no se encargarían de su mantenimiento ni de darles de comer, tareas que recaerían en sus cuidadores. Una Unidad tan Canina como exclusiva.

Pero los lujos se pagan. Y bien caros. Tal y como desgranó ayer la nueva responsable política de la Policía Local, el presupuesto manejado por el Ayuntamiento para costear el contrato del servicio para la cesión, adiestramiento y mantenimiento de los perros de seguridad y formación de agentes-guía en la Policía Local, ascendía a 146.000 euros, IVA incluido, para un periodo inicial de cuatro años, aunque la partida se extendía hasta los 220.000 euros para incluir dos años más de posible prórroga. A esta cantidad tocaba sumar aproximadamente otros 70.000 euros correspondientes a la adquisición de dos vehículos necesarios para sus traslados. Pero ni siquiera este montante fue suficiente para cubrir el coste de lo planteado por el gabinete socialista. La propuesta de la única licitadora que accedió a la fase final del concurso, la empresa Txapeldun, de Barrundia, excedió el límite económico y fue necesario declarar desierto el proceso.

Con la decisión se pone fin a una propuesta largamente anunciada por los anteriores regidores y que nunca llegó a materializarse. Las primeras informaciones que apuntaban a la creación de la unidad se remontan a octubre de 2009, aunque no fue hasta el año siguiente cuando se aseguró que los agentes locales de Vitoria contarían en 2011 con perros policía. Finalmente, se aseguró que las patrullas caninas echarían a andar después del verano. Ninguna de ellas estuvo acertada.