vitoria. Nuclenor afirma que el impacto ecológico de la actividad de la central nuclear de Santa María de Garoña se analiza periódicamente a través de un estudio limnológico que se remite al Consejo de Seguridad Nuclear y la Confederación Hidrográfica del Ebro, aunque Greenpeace lo pone en duda. El colectivo ecologista sostiene que el calentamiento excesivo de las aguas del Ebro se ha traducido, a lo largo de los últimos años, en una amenaza constante para las especies autóctonas de peces, debido fundamentalmente a que el calor en las capas superiores del agua deja sin oxígeno las más profundas, que es precisamente donde se crían estos animales. Sin embargo, esta variación al alza de las temperaturas parece ser del agrado de las especies invasoras ya que, según manifestó ayer el responsable de la campaña nuclear de Greenpeace, favorece su multiplicación y asentamiento en el río Ebro. Esta situación de ocupación biológica ha provocado un profundo malestar en la agrupación verde, que recuerda que las aguas del embalse de Sobrón cuentan con una declaración de protección ambiental, "aunque no vemos que se respete por ninguna parte", apunta el responsable de la campaña nuclear de la organización, Carlos Bravo.
Esta negativa afección sobre la flora y la fauna del entorno del Ebro, provocada según la asociación ecologista como consecuencia única y directa de la refrigeración de la central nuclear, será cuantificada, valorada y plasmada en un exhaustivo informe que Greenpeace hará público en las próximas semanas, según anunció ayer Bravo.
Mientras tanto, los portavoces de Nuclenor insisten en que las oscilaciones de temperatura del Ebro se mantienen dentro de la legalidad y que en las dos únicas ocasiones en que se ha rebasado -dos días de enero y diciembre de 2010- "las temperaturas consideradas en el cálculo del incremento, tanto en Garoña como en la presa de Sobrón, son muy bajas, por lo que el mencionado incremento carece de significado ecológico en el contexto regional donde se encuentra el embalse y, consecuentemente, no afecta en absoluto al embalse".
aguas arriba Pese a las tesis de Nuclenor, Greenpeace se aferra al informe realizado por la empresa especializada Anbiotek para hablar de "una notable contaminación térmica en el río Ebro que se transmite incluso aguas arriba de la propia central". "La causa de esta contaminación térmica reside en los problemas de refrigeración del reactor de esta instalación atómica, en cuyo proceso se provoca un enorme sobrecalentamiento de las aguas del Ebro que vulnera de forma flagrante las condiciones de la autorización de vertido de aguas de refrigeración de la central", explica Carlos Bravo. Unas condiciones que permiten un incremento máximo de la temperatura del río de tres grados centígrados.