Vitoria. Aunque todavía no ha concluido, el balance de la quinta edición de la Feria de las Naciones no puede ser más positivo. Se calcula que desde el pasado 26 de mayo, cuando se inauguró este espacio, 90.000 personas han pasado por el recinto del parking de San Martín. Los datos de asistencia han superado las expectativas de la organización, quien cree que la afluencia final podría llegar a 100.000 visitantes, por las cerca de 6.000 personas que se esperan hasta el domingo, día de su clausura, lo que supone entre un 10 y un 20% más de asistencia que en ediciones anteriores. Los expositores, procedentes de más de 50 naciones diferentes, aseguran haberse visto gratamente sorprendidos por la disposición mostrada por los vitorianos a la hora de probar nuevos platos y bebidas y descubrir la artesanía y productos de otros países. Desafiando a la lluvia, como la de ayer, muchos se han atrevido con los sabrosos burritos, con o sin picante, el chorizo criollo con chimichurri, típico plato de Argentina, los crepes franceses, la musaka de Grecia o los refrescantes mojitos cubanos. Al margen del apartado gastronómico, también han tenido gran éxito los espectáculos programados como el Flower Power, el musical Grease, los pasacalles, las danzas africanas o las clases de baile, uno de los espacios que ha registrado una mayor participación. "Buscamos crear una nueva tendencia de espectáculos más participativos de los otros que separan al público de las vallas. Lo pueden ver y cuando terminan, la gente baila la coreografía que se hace en ellos", explicó ayer el director del festival, Sergio Frenkel quien está "muy satisfecho" con el balance. "La cita está consolidada ya en la ciudad. Permitimos que salga el sol, aunque no se vea porque mantenemos la alegría en Vitoria, con la solidaridad y el intercambio de culturas, al permitir conocerlas en este pedacito del mundo que es este recinto".

Una de las particularidades de este año ha sido el importante número de personas que han acudido al Festival de las Naciones desde fuera de Vitoria, como Navarra o Burgos. A las que se añaden las procedentes de Llodio, Agurain o Rioja Alavesa o los turistas de diversas partes del Estado, de visita en la capital alavesa.

Las familias y los niños han sido los protagonistas de este evento intergeneracional, con los talleres infantiles de las mañanas del fin de semana. Son un clásico de esta fiesta en la que ha tenido una gran aceptación los dos zocos nuevos dedicados a Asia y África, que han sido "un auténtico éxito". Igual de bien han salido Los viajes de tu vida, que ofrecían la posibilidad de retratarse frente a los monumentos típicos de cada país o al lado de famosos.

Este año también ha sido el de la apuesta por la solidaridad activa en colaboración con diversas ONG, que, además de dar a conocer sus proyectos, han realizado actividades como comercio justo o talleres de caretas.

Buen sabor de boca también ha dejado la fusión de gastronomía, las 30.000 degustaciones de onzas de chocolates del mundo maya o el Show Cooking. "En el primer taller hemos tenido más de 100 personas. No había capacidad suficiente por el interés que ha despertado esta mezcla de sabores, olores y colores de la cocina internacional".

Para el año que viene el festival se reverdecerá con motivo del reinado de la Green Capital de Vitoria. "Ya hemos establecido conversaciones para convertirnos en un evento sostenible, en cuanto al consumo de luz o agua, entre otros. Es un desafío y ya estamos trabajando en ello".