Vitoria. Dice la sabiduría popular que el saber no ocupa lugar. Una máxima que es difícil de hacer comprender a los más jóvenes, que suelen encontrar más atractiva otro tipo de sabiduría. Sin embargo, no hay como acercarles ciertos conocimientos para romper aquel estereotipo que dice que los escolares no tienen nada más en la cabeza que hormonas, deportes y diversión. Y si no que se lo pregunten a las asociaciones representantes de personas afectadas por algún tipo de enfermedad o trastorno que cada año visitan los centros educativos para mostrarles una realidad que está muy cercana a ellos. La hermandad desarrollada los últimos años entre estos colectivos y los colegios ha llevado a que los chavales tengan acceso a una educación que va más allá de lo puramente académico y que instruye en conciencia social.

En ese sentido, más de 3.000 alumnos alaveses han conocido de cerca dolencias como la epilepsia, el sida, las enfermedades mentales o el cáncer, entre otras. Patologías que, en ocasiones, suenan y en otras se mitifican, pero que pocas veces se identifican con la realidad. Para que se resuelvan todas las dudas, las asociaciones acuden a los centros o, en ocasiones, son los propios alumnos los que se desplazan hasta las sedes de los colectivos gracias a programas como el municipal Gasteiztxo, en el que este curso han participado 2.922 alumnos de la ESO de 24 colegios.

"Viene bien para concienciar a los chavales de que en la vida no todo es juerga, que hay gente que lo pasa mal y que hay que sensibilizarse", explica la psicóloga de la asociación de personas con epilepsia, Carmen Trueba. Desde este grupo se ha llegado este curso a más de 800 alumnos, que han descubierto, por ejemplo, "que una crisis puede darse por un exceso de estimulación cerebral causada por la exposición a espectáculos de tres dimensiones, el alcohol o sustancias estupefacientes y eso no significa que se sea epiléptico".

Dudas cara a cara Y entre los jóvenes, las preocupaciones más habituales se centran en las dudas de hacer pública la enfermedad, la posibilidad del uso de anticonceptivos y, sobretodo, en el modo de actuar ante una crisis convulsiva. Romper leyendas urbanas entre alumnos y, en muchas ocasiones, profesores como la necesidad de no meter objetos en la boca de un epiléptico se tornan en prioridades para Depie. "Mi objetivo es que aprendan algo. Que sepan que la epilepsia es una enfermedad más como el asma y que con un tratamiento, la mayoría lleva una vida normal", apunta. Las preguntas sobre la dolencia varían mucho según la edad. Los pequeños se preguntan si están locos o poseídos y los mayores niegan conocer la dolencia en un principio y, más tarde, en un ambiente distendido confiesan convivir con algún afectado.

Por su parte, la Comisión Antisida hace más de una década que sabe lo que es tratar de cerca con los jóvenes. Para este colectivo establecer una buen educación desde la base es uno de los elementos más importantes para prevenir la transmisión de la enfermedad. Un tema que al estar tan relacionado con la intimidad de los menores parece complicado de abordar. Sin embargo, el educador y sexólogo Mikel Resa ha conseguido la complicidad necesaria para acceder a los chavales el programa Gazteen Artean, sida y sexualidad en las aulas.

De hecho, durante este curso ha intervenido en 34 centros educativos alaveses implicando a 2.125 adolescentes. Este contacto ha servido para descubrir las necesidades y peticiones de los jóvenes que, por ejemplo, demandan un marco específico dentro del centro escolar para poder reflexionar sobre sexualidad. Además, también ha servido para constatar que sí realizan prácticas de riesgo en relaciones íntimas aunque afirmen que usarían más el preservativo si estuviese a su alcance en espacios de ocio con un coste económico. El trabajo se debe centrar pues en la concienciación de emplear métodos de protección y entenderlos no sólo como anticonceptivos, sino también como preventivos de enfermedades.

Por su parte, desde la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Asafes) se enseña que la salud mental también se cuida. De hecho, este año así se lo han enseñado a 941 alumnos de Secundaria de 13 centros escolares. Y lo han hecho tratando estos trastornos de cerca. Así las cosas, las psicólogas responsables del programa, han explicado algunos de estos tarstornos con el fin de reducir el estigma y la mala imagen que suelen acompañar a palabras como esquizofrenia o trastorno mental.

Con un nuevo material didáctico que incluye imágenes de los dibujantes alaveses Miguel Gallardo, Javi Prieto, Iñigo Yarza, Álex Fernández o Pablo Nieva se han mostrado a los jóvenes las circunstancias que rodean la vida de este colectivo, para lograr una mayor conciencia y comprensión que lleve a una futura integración de las personas afectadas y sus familias. De esta forma, los propios adolescentes han asegurado descubrir cosas nuevas como que "los esquizofrénicos no siempre son agresivos o que son tan normales", "que la locura es una enfermedad" o "que pueden hacer una vida normal".

En definitiva, un curso lleno de nuevos conocimientos matemáticos, lingüísticos, históricos, artísticos... Pero también de vida que el año que viene puede llegar a más alumnos si los colegios interesados se ponen en contacto con las asociaciones o con el mismo Ayuntamiento.