Vitoria. No son Buzz Lightyear pero, igual que al conocido personaje de la película infantil Toy Story, les gustaría ir "hasta el infinito y más allá". Sin embargo, los 58 miembros de la Sociedad Astronómica de Álava serán hoy tan lunáticos como el propio personaje de Walt Disney, que creía que era un astronauta en lugar de un juguete y que debía regresar a su planeta de origen. Con algunos de esos planetas sueñan Miguel Elvira y Alberto Asiain, presidente y secretario de este colectivo, que esta noche mirarán al cielo con expectación. A las 21.49 horas la luna saldrá por el horizonte y ofrecerá el primer eclipse total de luna del año. Un espectáculo para el que no se requiere ninguna herramienta más que dos ojos con ganas de ver algo excepcional. No en vano, la visión será algo más que original. En contra de la imagen habitual que se tiene de un eclipse solar, en el que el astro rey se oscurece por completo, en este caso, no sucederá de la misma forma. Los rayos del sol, refractados en la atmósfera terrestre, sí pueden iluminar la superficie lunar por lo que ésta aparecerá en tonalidades rojizas.

Es decir, a la luna se le subirán los colores ante tantas miradas. Unas cuantas no se perderán detalle desde la granja de Neiker-Tecnalia de Iturrieta, donde el colectivo tiene su sede de observación. De hecho, las ganas de asistir a este fenómeno se multiplican si se tiene en cuenta que desde 2008 no se ha podido ver un eclipse total de luna en el territorio histórico y que aquél no se pudo seguir en condiciones por las horas y las condiciones climatológicas.

Algo de lo que, por supuesto, están muy pendientes también todos estos lunáticos. Y es que este espectáculo servirá de bautismo de lujo para que la Sociedad Astronómica de Álava inaugure el Observatorio J-44 con motivo de su XXV Aniversario. Este puesto con capacidad para cuatro o cinco personas supone el especial regalo que se ha hecho a sí mismo este grupo con motivo de sus bodas de plata. "Llevamos trabajando desde 2007 para conseguirlo y finalmente el año pasado decidimos tirar adelante costeándolo nosotros mismos porque nadie nos lo ha querido financiar. Por suerte lo hemos terminado a tiempo", explica orgulloso Asiain.

Equipamiento de lujo Así, el que acuda hoy a partir de las 18.00 horas a este punto de encuentro astronómico podrá beneficiarse de el espectáculo solar y, posteriormente, lunar gracias al telescopio Meade de 300 mm que conectado a una columna de ordenadores recoge todos los datos para su posterior estudio. Los días 24 y 25 se realizarán otras actividades de celebración con observación en Iturrieta, audiovisual y excursión por los dólmenes incluidas.

El Observatorio será la joya de esta cita porque lo han hecho a lo grande. Uno de los socios, Luis Etxazarra, realizó un seguimiento de la órbita de varios asteroides durante seis noches para conseguir la acreditación de la Unión Astronómica Internacional. Y lo consiguió. Ahora Iturrieta y Álava ya figuran en el selecto grupo de puntos de observación con reconocimiento para observar la bóveda celeste. "Podemos seguir asteroides, caída de meteoritos y bólidos... Se pueden hacer objetivos científicos serios y más si consiguiéramos un telescopio de 16 pulgadas", comenta Asiain.

El caso es que a pesar de que la labor de este colectivo no ha cesado y ha sido reconocida fuera de las fronteras de la provincia, parece no lograr ser profeta en su tierra. No obstante, ellos no se rinden aunque, desde que hace 25 años el cometa Halley se pudiera observar desde la Tierra e inspirara a un grupo de alaveses locos por la astronomía a comenzar un sueño cinco estrellas, la asociación haya tenido altos y bajos. Porque para ellos, parafraseando de alguna forma al primer hombre en llegar a la luna, este tiempo ha sido un pequeño paso para el universo pero un gran paso para los aficionados. "El ver la cara que pone un niño que mira por unos prismáticos al cielo o cómo una persona mayor observa por primera vez a través de un telescopio no tiene precio. Los niños no saben mirar al cielo porque ya no se ve nada. ¡Qué pena no haber vivido con Galileo!", sueña Asiain, que comenta encantado la propuesta de un experto de acondicionar espacios para la visualización de estrellas.

Ahora todos estos aficionados miran al futuro desde una lente que esperan sea en breve de mayor potencia. Con ella quizás puedan asistir a la llegada de un mejor equipamiento al Observatorio de Iturrieta y a la victoria en su lucha por la desaparición de la contaminación lumínica. "Hace diez años, por la noche en Iturrieta no te veías con el que tenías enfrente y ahora, aún siendo de noche, hay sombras perpetuas. Con telescopio la observación ya es limitada porque Vitoria levanta una cúpula de luz de 30 ó 35 grados. El Ayuntamiento está presumiendo de Green Capital pero no tiene en cuenta que los animales de que alardea tienen la luz artificial en los ojos. Ahora parece que está haciendo algo midiendo los lumínicos. Lo único que podemos pedir, ahora, es que esta contaminación no avance", reclama.

Esta noche Asiain, junto a otras decenas de personas, mirará al cielo sobre las 22.00 horas desde el observatorio de Iturrieta porque para ellos mirar hacia arriba "es terapia. Todo se olvida". Desde allí, la luna se sonrojará ante tanto pretendiente para quizás dejar ver después su blanco polisón mientras se aleja.