Vitoria. La Policía Local de Vitoria es un auténtico hervidero de actividad en estos días. Las informaciones que apuntaban hacia José Antonio Ferreiro como nuevo comisario jefe del cuerpo han resultado excesivamente prematuras y no han tenido en cuenta que el propio interesado podía declinar el ofrecimiento, como así ha sucedido finalmente. El subcomisario, que se encontraba de baja médica, reconoce no verse con fuerzas para afrontar un reto de esta magnitud y aunque ha reconocido a su círculo más cercano en el cuerpo que le hacía ilusión hacerse cargo de las riendas de Aguirrelanda, no le ha quedado otro remedio que dejar pasar de largo la oferta. Su decisión abre varias posibilidades, tanto dentro como fuera de la comisaría, y deja el futuro de la jefatura, por el momento, en el aire.

El nombre de José Antonio Ferreiro, subcomisario de Coordinación Operativa, comenzó a sonar en las quinielas para nuevo comisario jefe hace un par de semanas. Veterano en la casa, trató de mediar en el duro conflicto que enfrentaba a la jefatura con los sindicatos y pagó un alto precio por ello. La presión recibida desde la cúpula de la Policía Local pudo con su salud y tuvo que coger la baja médica. Incluso puso su cargo a disposición del entonces concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully.

Sin embargo, la imagen de persona negociadora y con ánimo conciliador que se granjeó entonces caló entre la plantilla y entre buena parte de los mandos intermedios, que lo postularon como alternativa de calidad al actual comisario jefe, José Antonio Vicho. También los nuevos regentes municipales pensaron en él nada más llegar al Ayuntamiento y se dio por hecho que ocuparía la plaza hasta que el pasado lunes, el propio interesado rechazó el puesto.

Las únicas opciones que no parecen contar para el equipo de gobierno liderado por Javier Maroto son las que miran hacia el pasado. Ni el elegido por Patxi Lazcoz, José Antonio Vicho, ni su antecesor en el cargo, Luis Cid, parecen contar con opciones para encabezar un proyecto de Policía Local que cierre los numerosos problemas internos existentes en la actualidad y que mire hacia el futuro. De hecho, ya circulan por el Ayuntamiento numerosos rumores que sitúan a ambos dentro de la estructura municipal aunque fuera de la órbita policial.

Tanteando cargos La negativa de Ferreiro ha llevado a los nuevos responsables municipales a tantear a otros cargos de la Policía Local para el puesto, aunque al parecer no abundan las opciones dentro del cuerpo. Si estas se agotan, tal vez la nueva concejal de Seguridad Ciudadana, la popular Marian Castellanos, estudie la posibilidad de sondear en el mercado externo -otros cuerpos u otras policías locales- para nombrar comisario jefe.

Uno de los lastres que a juicio de los sindicatos han dificultado desde hace muchas legislaturas la función del comisario jefe de la Policía Local de Vitoria, es su designación política. Ni Cid en su día ni Vicho después tuvieron nunca la plaza en propiedad, con lo que según ELA, SIPLA, CCOO y LAB, les obligó a depender en exceso de sus superiores políticos. Para dotar de mayor independencia a la plaza, los representantes laborales de la plantilla han propuesto en varias ocasiones que el nuevo comisario jefe de la capital alavesa tenga el cargo en propiedad, una vía que se antoja compleja ya que, al parecer, ésta ya se concedió hace muchos años al omnipresente Alfredo Piris. Hombre de confianza de los últimos tres alcaldes de Vitoria, Piris fue a mediados de los ochenta responsable del entonces denominado Departamento de Protección Ciudadana y aunque actualmente no guarda ninguna relación con el cuerpo -es el gerente de la sociedad urbanística municipal Ensanche XXI-, quizás el nuevo equipo de gobierno debiera indemnizarle para que renunciase al puesto.

Si finalmente Marian Castellanos decide buscar fuera de Aguirrelanda sustituto para Vicho, una opción que no comparten los representantes sindicales, quienes ven "profesionales válidos" dentro de la casa, ésta no será la primera ocasión en que se recurre a esta posibilidad. A comienzos del año pasado, Vitoria abrió la puerta a otras ciudades para consolidar una de sus plazas de subcomisario. Aunque la explicación ofrecida entonces por Bully justificaba el hecho por una búsqueda de "estatabilidad", los sindicatos replicaron que el intenso malestar que se vivía dentro de Aguirrelanda hizo que no existiera interés en cubrir el puesto. Quien finalmente resulte designado, deberá cerrar numerosas heridas.