Vitoria. Las instituciones están en el punto de mira de la sociedad más que nunca y no sólo porque dentro de cuatro días se conforme el nuevo gobierno municipal o porque el próximo día 15 previsiblemente también se constituyan las Juntas Generales de Álava. Antes de que este contexto político surgiera, la voz del pueblo se empezó a alzar cada vez más alto con el fin de sentirse partícipe de ellas, más allá de depositar la papeleta en las urnas para elegir a sus representantes. En concreto, desde el 15 de mayo así lo reclaman los miles de jóvenes que han llevado su indignación política a las acampadas de decenas de plazas del Estado, quienes ayer fueron revelados por los ciudadanos más txikis a la hora de hacer propuestas para erradicar las lacras de la sociedad. No en vano, una representación de un centenar de menores tomó la palabra en el salón de recepciones del Ayuntamiento y otros 75 hicieron lo propio en el Pleno infantil del Parlamento Vasco para poner los puntos sobre las "íes" en los errores en los que incurren las administraciones.

Aunque ninguno de estos niños tiene todavía edad para votar, todos ellos se comprometieron a reflexionar sobre "los problemas que realmente importan", como la crisis, el machismo, el racismo o el maltrato con dos programas educativos diferentes. Así lo dieron a conocer los tres colegios vascos -Ramiro de Maeztu de Oion, Catalina de Erauso de Donostia, y Concha de Karrantza-, que han participado en el programa Los valores desde Aldeas Infantiles SOS.

A su juicio, tres son las asignaturas pendientes: "reflexionar antes de actuar, compartir y colaborar". Los menores procedentes del colegio Ramiro de Maeztu de Oion parecían tener esto muy claro tras el consenso de sus alumnos de Primaria. "Reflexionar, colaborar y compartir son las tres cosas que queremos cambiar para pensar sobre problemas que realmente importan, como el machismo, racismo, violencia o injusticia", explicó el portavoz de esta escuela, Daniel Alegre, desde la tribuna de oradores. Tres ideas que se comprometieron a materializar con propuestas concretas, como reciclar, usar la bicicleta o incluso siendo más tolerantes tanto en la escuela, como en casa, donde hasta aseguraron que iban a ayudar más en las tareas domésticas. "Para que el esfuerzo y el empeño se conviertan en realidad hemos acordado también donar ropa y llevar comida al banco de alimentos".

Los 26 estudiantes de 5º de Primaria rubricaban cada palabra emitida por su representante. Incluso los que, a falta de escaño, tuvieron que hacer de público, como Amanda, Amaia, Paula, Fernando y Saúl. "Hemos estado trabajando en estos valores mes y medio", decía este último.

Los discursos de los portavoces de Bizkaia y Gipuzkoa también aseguraron que se esforzarían en llevarlos a la realidad, al pasar la aspiradora, barrer, pedir perdón o compartir juguetes sin esperar nada a cambio.

Unas palabras que no se las llevó el viento cuando los seis portavoces salieron de la tribuna de oradores y comenzó el turno de votaciones, ya que 18 papeletas dieron como ganadora al compromiso número 11. "Reflexionar sobre los problemas que realmente importan, como el medio ambiente, la pobreza, la crisis, el terrorismo, el machismo, el racismo o el maltrato", que fueron certificados también con el segundo compromiso más votado, el 15. "Esforzarnos para que los sueños y esperanzas que tenemos se convierta en realidad". Se trata una forma de ver la vida que no cambia con el paso del tiempo. "Pregunté a dos niños que participaron hace trece años en la primera edición de Parlamentarios por un día, si ahora seguían pensando lo mismo. Y dijeron que sí, sólo que ahora los expresarían de forma diferente", aseguró el vicepresidente de Aldeas Infantiles SOS, Javier Martín Burillo, a los 75 niños de entre 10 y 12 años participantes en esta XIII edición.

De hecho, la propia presidenta de la Cámara vasca, Arantza Quiroga, corroboró esta misma idea al afirmar que "los políticos y estudiantes compartimos una misma meta: alcanzar una sociedad mejor. Reflexionar antes de actuar acabaría con un sinfín de desmanes, colaborar para sumar esfuerzos puede cambiar el mundo y conjugar de verdad el verbo compartir convierte una sociedad en otra más equilibrada".

Un objetivo que, a su juicio, sólo se consigue si se hace hincapié en la educación en valores para "dotarse de las mejores herramientas para transformar el mundo y conseguir una sociedad más tolerante, más comprensiva con el diferente y más respetuosa con el medio ambiente".