Vitoria. Nadie robaría objetos que luego no pudiera colocar en el mercado negro. Si todas las chatarrerías observaran puntualmente la normativa y recogieran los datos de quienes llevan metal a sus dependencias, así como el origen de lo entregado, se acabarían los robos de cobre o los asaltos a naves industriales y los ladrones sólo perseguirían el dinero en metálico. Pero esta visión utópica dista mucho de la realidad y tras la reciente escalada de precios de las materias primas a causa del encarecimiento del petróleo, muchos se animan a violar la Ley para sustraer metal y revenderlo en chatarrerías cuyos encargados miran para otro lado a la hora de comprobar su procedencia. Tal podría ser el caso de uno de estos negocios, radicado en el polígono de Betoño, que ha sido denunciado por haber aceptado presuntamente material previamente robado en una empresa de Vitoria. Diversas patrullas de la Ertzaintza se presentaron durante la mañana de ayer en la chatarrería objeto de la denuncia para hablar con sus responsables.
Los hechos que desencadenaron la intervención de los agentes dieron comienzo la pasada semana en las instalaciones de una firma radicada en el polígono gasteiztarra de Ansoleta. Empezaron a desaparecer, poco a poco, materiales de construcción, concretamente vigas metálicas, que se encontraban apiladas en el exterior de la nave. Las sospechas de los responsables de la empresa se vieron confirmadas cuando de golpe desaparecieron 140 piezas.
El responsable de la firma víctima del robo estudió el lugar y concluyó que alguien había cortado las vigas antes de llevárselas. Convencido de que el botín de los asaltantes no podía andar muy lejos, comenzó a indagar por el entorno y preguntó por el destino que se les suele dar a este tipo de materiales robados. Descartadas las chatarrerías de reputación contrastada, el hombre se encaminó el sábado por la mañana a una ubicada en el polígono de Betoño.
Nada más llegar, descubrió una cara conocida en la ventanilla de cobros. El titular de una parcela vecina a la suya en el polígono de Ansoleta se encontraba en la chatarrería recibiendo dinero en metálico a cambio de algo que acababa de depositar. Pero lejos de perder la calma, dejó que el individuo se fuera y se dirigió al encargado del negocio. Le dijo que andaba buscando unas vigas metálicas de una sección muy concreta y éste le mostró unas que encajaban perfectamente con su petición. Tanto, que eran las mismas que le acababan de robar. Fue entonces cuando sacó su teléfono y se puso en contacto con la Ertzaintza, que envió varias patrullas al lugar. Ayer por la mañana, los agentes regresaron a la empresa para volver a hablar con sus responsables. La Policía autonómica lleva tiempo investigando a chatarrerías que realizan esta práctica, tipificada como delito bajo la denominación de "receptación" y sujeta a una posible pena de prisión de entre 6 meses y dos años.