vitoria. La consejera de Educación, Isabel Celaá, asegura que no ha habido "injerencia" alguna por su parte en la labor realizada por la Agencia de Evaluación de la Calidad y Acreditación del Sistema Universitario Vasco (Unibasq), cuyo director, Mikel Urquijo, acaba de presentar su dimisión. Celaá considera "inaceptable" que se especule de esta manera sobre los motivos que le han llevado al máximo responsable de este órgano a abandonar su cargo, y anuncia, de paso, que está elaborando un proyecto de Ley para que la agencia "sea mucho más autónoma".

La titular en materia de Educación del Ejecutivo autonómico quiere acallar así las voces que insisten en que la dimisión ha estado motivada por las continuas interferencias del Departamento en este órgano de evaluación, que precisamente fue reestructurado hace sólo año y medio debido a las "luces y sombras" sobre su funcionamiento, tal y como explicaba entonces la propia consejera. El fin que buscaba Celaá, que fue precisamente quien aupó a Urquijo para que tomara posición de este cargo, fue el de dotar a Unibasq -entonces llamada Uniqual- "de una gran independencia de la Administración Educativa y de las propias universidades". Un objetivo necesario teniendo en cuenta que este órgano es el encargado de evaluar, acreditar y certificar la calidad del sistema universitario vasco, así como de acreditar al personal docente e investigador para el acceso a las plazas y para la consecución de los complementos retributivos.

El Departamento vasco de Educación, sin embargo, niega que se haya puesto en el camino de la labor que desempeña este órgano. "Jamás se me habría ocurrido hacer una injerencia en una agencia", declaró ayer Celaá, tras indicar que "Unibasq funciona con las universidades, que también tienen autonomía, y por tanto hay temas en los que hay que casar más de una opinión", añadió. Además, adelantó que el área que ella dirige está preparando un proyecto de Ley con el objetivo garantizar la autonomía de la agencia de evaluación.

reorganización Aunque intensa, cierra su etapa con nueva estructura y nuevos estatutos, la carrera de Urquijo ha sido muy corta. Y tampoco ha sido fácil. Su llegada fue observada con lupa desde ciertas instancias de la UPV/EHU. No en vano, al frente del órgano que debía de dar el visto bueno a los nuevos grados de la Universidad había sido nombrado un miembro de la candidatura opositora al rector Goirizelaia. Un Goirizelaia que en las últimas elecciones llegó al cargo tras ganar a Marisol Esteban, actual viceconsejera de Educación, y de la que era mano derecha Urquijo. Fueron los comicios que despejaron el rumbo de la universidad vasca, después de que el exrector Juan Ignacio Pérez recibiera un castigo en las urnas debido a la controvertida labor de Uniqual en el escándalo de los pluses salariales. Cabe recordar que en 2008 cerca de mil profesores recurrieron el proceso de asignación de los complementos retributivos debido a las arbitrariedades del comité de Uniqual a la hora de reconocer sus méritos. Un descontento que acabó con Pérez, pese a que fue ajeno.

Pero la sombra de la mano negra no acabó con la resolución satisfactoria de este proceso. Ha sido precisamente Isabel Celaá quién hace sólo unos meses despertó el viejo fantasma, durante la presentación de los nuevos estatutos de Unibasq. Celaá defendió el cambio para evitar, dijo, "discrecionalidades", "incrementar la transparencia" y "disminuir la posibilidad de conflictos de intereses".

Estas palabras pierden su sentido tras conocer la naturaleza de la dimisión de Urquijo. Como igualmente vacío ha quedado el apartado de los estatutos que hace referencia a la participación del alumnado en Unibasq.