Vitoria. La noticia corrió ayer como la pólvora por Vitoria. Durante un acto electoral celebrado en la tarde del domingo por el Partido Popular en las inmediaciones del Parque de Arriaga, un exconcejal de esta formación denunció que le habían sustraído su arma. Una Glock 26B semiautomática que usaba para su protección personal. La preocupación, como es lógico, se adueñó del personal de seguridad desplazado hasta el lugar y se rastreó, infructuosamente, cada palmo del terreno. El titular de la pistola, explicó que la pistola estaba guardada en una bandolera que, a su vez, descansaba en el interior de una furgoneta que formaba parte del convoy electoral de la jornada y que transportaba elementos de la campaña. Alrededor de las 17.00 horas, cuando fue a comprobar el estado de sus pertenencias, se dio cuenta de que había desparecido. Al parecer, fue visto y no visto. Se encontraba manejando unos globos de propaganda cuando decidió dejar el arma en la furgoneta. Al cabo de unos minutos, regresó al vehículo y ya no la encontró.

Tras el susto inicial, se presentó la pertinente denuncia ante la ertzaintza que ya ha abierto una investigación para tratar de aclarar lo sucedido. Aunque en un primer momento y dada la gran cantidad de escoltas que se encontraban en la zona en el momento del acto electoral, se pensó en que tal vez alguien podía haber tomado el arma por error confundiéndola con la suya. Pero, tras las primeras pesquisas, todo apunta a que alguien se la llevó de forma intencionada.

Aunque por motivos de seguridad no ha trascendido el nombre del exconcejal popular propietario de la pistola, se sabe que hace ya dos años que no ostenta ningún cargo público. Debido a esta circunstancia, hace unos meses el Ministerio del Interior le retiró la escolta personal, si bien le ofreció la posibilidad de disponer de una pistola para garantizar su protección, opción que aceptó.

La Glock 26B, de fabricación austriaca, es un arma especialmente pensada para que pueda ser transportada de modo oculto por sus usuarios y fue diseñada para tratar de contrarrestar el empleo creciente de los pequeños revólveres cortos de cinco tiros. La capacidad estándar de su cargador de diez cartuchos y su comportamiento altamente preciso al disparar, explican su buena acogida.

Mercado negro No es esta la primera vez que la Ertzaintza trata de seguirle la pista a una pistola en la capital alavesa. La investigación de la compraventa de armas de fuego en Vitoria se convirtió a mediados del año pasado en una de sus prioridades tras el arresto por parte de la Policía Local de un individuo de origen portugués, residente en la capital alavesa y dedicado a este negocio. El arresto de J.M.P., de 34 años, que había vendido una pistola del calibre 6,35 a una persona en Vitoria, activó las alarmas entre los investigadores de la Policía autonómica, sabedores de que los compradores de estas armas, generalmente pistolas de pequeño calibre, suelen estar relacionados con el tráfico de drogas. En el momento de la detención de J.M.P. se le ocupó una segunda pistola del mismo calibre y los propios agentes de la Policía Local constataron, tras el arresto, la existencia de más pistolas de entre 6,35 y 8 milímetros en circulación por el mercado negro de Vitoria. Por aquellas mismas fechas, la Ertzaintza fue alertada de que un joven de origen norteafricano que podría hallarse en Vitoria mantenía escondida al menos otra arma corta en su coche particular.