vitoria. Las rosquillas y los bizcochos no saben igual con leche fresca y con la nata natural que ésta produce. Saben mejor, huelen mejor y tienen mejor pinta. De ahí, que la gente de edad diga que los postres y los desayunos no saben igual que antes. Sin embargo, a partir de ahora, se podrán conseguir aquellas cotas de sabor y frescura. Ello será posible gracias a que la cooperativa Arabaesnea ya no se limita a la venta en las máquinas expendedoras, sino que está extendiendo sus redes por diferentes comercios. Eso sí, poco a poco. Y es que algunos establecimientos abogan no sólo por ofrecer el mejor producto, sino también por apoyar a los ganaderos locales.
De hecho, la cooperativa alavesa ya llega a varios locales emblemáticos, como el Sagartoki, a comedores como el de Arkaute, a restaurantes en Murgia como el Zuia y el servicio de catering Sarayola en Agurain. A todos ellos les sirven bolsas de leche de veinte litros. Con ello se demuestra que este proceso de venta directa es una opción válida también para las pequeñas y medianas empresas.
Por ello, los ganaderos siguen buscando captar nuevos clientes con una apuesta nítida por la calidad. Ahora mismo, la cooperativa se encuentra en negociaciones para vender su leche a Helados Plaza y demostrar las posibilidades de transformación que ofrece la materia prima con la que trabajan.
Además, el sector también anima a las instituciones a contratar la compra de éste y otros productos, por ejemplo, en los comedores escolares y en las residencias. De hecho, se ha demostrado que, una vez probada, los consumidores repiten y que a muchos niños su sabor les gusta más que el de la envasada. ¿Por qué comprar leche de fuera si se puede abastecer al territorio con lo que hay en casa y de forma más sana? Es una pregunta que agricultores y ganaderos se repiten.
El sector es cada vez más consciente de que el futuro está en la venta directa y en la apuesta del ciudadano por el producto local. Porque, según aseguran desde Arabaesnea, la competición con las grandes superficies es imposible. "Los hipermercados tiran el precio de la leche como cebo para que la gente vaya allí a comprar. Ellos pueden permitirse pérdidas en esto porque luego lo compensan con otras cosas. Nosotros no podemos entrar en esa guerra de precios porque no cubrimos costes", lamenta Javier Salazar, miembro de la cooperativa.