vitoria. La segunda sesión del juicio seguido en la Audiencia Provincial de Álava contra la representante de la empresa promotora acusada de presunta estafa inmobiliaria supestamente cometida en la calle Nueva Fuera de Vitoria, se cerró sin que se produjeran imprevistos como el día anterior. En la primera jornada, los cerca de 30 afectados que se dieron cita en los aledaños de la sala, se sorprendieron sobremanera cuando la única imputada, que padece de una acreditada enfermedad coronaria, sufrió un amago de infarto que le condujo hasta el hospital. Tras el susto inicial, finalmente el forense de los juzgados que la examinó comprobó que había superado la crisis y dispuso que el proceso tuviera lugar. A lo largo del segundo día de juicio, todo se desarrolló de acuerdo con el guión y el caso quedó visto para sentencia sin sobresaltos.
Un total de 13 parejas, en su mayoría matrimonios, se personaron en los juzgados en calidad de afectados por un supuesto caso de estafa en una promoción de viviendas de la calle Nueva Fuera de la capital alavesa. El edificio, rehabilitado integralmente, reunía todas las condiciones para transformarse en el sueño de un grupo de residentes que depositaron sus ahorros en manos de la promotora. Sus anhelos pronto se convirtieron en enormes problemas, justo al darse cuenta de que su propiedad, por la que ya habían pagado una parte del dinero, había sido adquirida por otra o incluso por otras dos personas más. A otros, el disgusto de su vida les llegó cuando se les notificó que sobre el piso que habían comprado, supuestamente libre de todo tipo de cargas económicas, pesaba una hipoteca del antiguo titular. Así las cosas, no sólo debían asumir el precio contemplado en el contrato suscrito con la promotora, sino que además se habían responsabilizado, sin saberlo, de la hipoteca de un tercero. Quienes adelantaron cantidades, nunca volvieron a verlas.
Con el tiempo, las denuncias de los afectados, alrededor de una treintena, han acabado ante los tribunales, aunque de los dos socios responsables de la promotora inmobiliaria, uno falleció, con lo que sólo queda una imputada a la que pedirle cuentas. El primer día de juicio, tras el imprevisto del hospital, desfilaron por la sala de vistas una decena de testigos que relataron sus atribuladas experiencias. Ayer, durante la segunda jornada, otras ocho personas prestaron testimonio para tratar de ilustrar lo ocurrido.
Según explicaron los letrados de la acusación particular, a cada una de las parejas, presuntamente se les estafó una media de 18.000 euros. Aunque sólo se rehabilitaron nueve viviendas, el número de perjudicados es mayor dado que algunos pisos se vendieron en más de una ocasión.
Tras el paso de los testigos, los abogados presentaron ante el juez pruebas documentales de lo sucedido. Escrituras en las que constan las cargas supuestamente ocultadas a los compradores y contratos de compraventa en los que una misma propiedad se enajenaba una y otra vez. Aunque el fiscal manifestó sus dudas durante el proceso, finalmente no acusó, como suele ocurrir en este tipo de procesos, y dejó el peso de las actuaciones sobre las acusaciones particulares. El caso quedó visto para sentencia y se espera que en un plazo de tres semanas el juez se pronuncie al respecto.