MADRID. Este hallazgo, publicado en el último número de 'Nature', podría explicar pequeños olvidos o descuidos cotidianos, como perder las llaves. Hasta ahora, los científicos habían pensado que la privación de sueño afectaba generalmente al cerebro entero. Los electroencefalogramas (EEGs, por sus siglas en inglés) muestran patrones de ondas cerebrales típicas de dos estados diferentes: el de vigilia y sueño.

Según ha explicado la doctora Chiara Cirelli, profesora de Psiquiatría de la Facultad de Medicina y Salud Pública de esta universidad, "incluso antes de sentirse cansado, hay señales en el cerebro de que se deberían dejar de realizar ciertas actividades que podrían requerir un estado de alerta". "Grupos específicos de neuronas podrían estar quedándose dormidas, con consecuencias negativas para la actuación del individuo", dice. "Sabemos que, cuando estamos adormilados, cometemos errores, nuestra atención se descentra y se baja la guardia", dice Cirelli, quien asegura que su equipo "ha visto con EEGs que, incluso cuando se está despierto, se pueden experimentar periodos de 'micro sueño, la causa más probable de somnolencia al volante. Sin embargo, esta nueva investigación ha descubierto que, incluso antes de estas etapas, el cerebro muestra una actividad similar al sueño que le perjudica.

Para realizar este hallazgo, los investigadores de la Universidad de Wisconsin insertaron sondas en grupos específicos de neuronas en el cerebro de ratas que se comportaban libremente. Después, los animales fueron obligados a permanecer despiertos durante prolongados periodos de tiempo y las sondas mostraron áreas de 'sueño local', a pesar de que las ratas parecían estar despiertas y activas. "Incluso cuando algunas neuronas se desconectaron, la medición general de EEG del cerebro indicaba vigilia en las ratas", dice Cirelli, quien afirma que, cuando se prolongó el periodo de vigilia de estos animales, "comenzaron a cometer errores".

Cuando estos animales fueron retados a realizar una tarea difícil, como alcanzar con una pata una bola de azúcar, comenzaron a dejar caer las bolas o a no conseguir alcanzarlas, lo que indica que algunas neuronas podrían haberse desactivado. "Esta actividad se da en pocas células", puntualiza Cirelli, quien añade que, por ejemplo, "de 20 de las neuronas que monitorizamos en un experimento, 18 permanecieron despiertas".

"En las otras dos se registraron señales de periodos de 'siestas cortas' de actividad que se alternaban con periodos de silencio. Los investigadores sólo probaron las tareas motoras, por lo que concluyeron que las neuronas afectadas por 'pequeñas siestas' están en el cortex.