vitoria. Álava es el territorio histórico menos poblado, el más grande y el que mejor conserva su herencia medioambiental. Estas verdades se mantienen con el paso de los años, pero dentro de una realidad en continuo proceso de cambio. No en vano, y pese a las evidencias reseñadas, el peso de esta provincia (en lo económico, en lo social y, lógicamente, en lo poblacional) cada vez es mayor en el conjunto de la CAV. Así lo atestiguan los hechos, que dictan que el desarrollo alavés, más tardío, pero progresivo, ha logrado tirar de Euskadi hasta el punto de haberse convertido en la encargada de sumar nuevos habitantes a la comunidad autónoma en los últimos años. Los datos son concluyentes. Hay casi 60.000 nuevos alaveses más que hace tres décadas, que compensan la estrechez censal de Bizkaia (-37.526 vecinos) y de Gipuzkoa (con un repunte de 3.700 en el mismo periodo).
Los datos recogidos a lo largo de las últimas décadas son tozudos y ensalzan el incremento poblacional que han registrado tanto la capital como el resto de las cuadrillas alavesas. ¿Las causas? En principio, la continua ganancia de población obedece a varias circunstancias. Las oportunidades económicas han provocado que a lo largo de los últimos años -tendencia paralizada en gran parte por la recesión- el territorio se haya convertido en una tierra de oportunidades. La construcción de los nuevos barrios de la expansión gasteiztarra funcionaba de reclamo para muchos trabajadores. Junto a todo ello, o quizás por su causa, la inmigración ha recalado fundamentalmente en la urbe y en localidades con un marcado perfil industrial como Llodio, Amurrio o Agurain. Todo ello ha contribuido a engrosar el censo alavés y a que éste cada vez tenga más importancia en el conjunto de Euskadi.
Los registros facilitados por el Instituto vasco de Estadística (Eustat) son concluyentes al respecto. Aquellos dicen que a finales de 2008 la población de la CAV superaba con cierta holgura los 2,16 millones de habitantes. Su distribución era desigual, ya que Bizkaia acogía al 53,2% de los vecinos; Gipuzkoa, al 32,3%; y Álava, al 14,5%. Pese a que la comparativa porcentual resalta las densidades poblacionales de los otros dos territorios históricos -con una mayor tradición industrial y, por lo tanto, históricamente más poblados-, las cifras alavesas demuestran el continuo progreso vivido en estos lares. Tal consideración se demuestra con otros registros que destacan los censos de hace casi tres décadas. Entonces, en los albores de la década de los 80, la CAV contabilizaba una población casi idéntica a la actual (2,14 millones). Entonces, Álava sólo contaba con el 12% de la misma, frente al 55,5% de Bizkaia y al 32,4% de Gipuzkoa.
La evolución del número de habitantes por ámbitos geográficos señalan que Álava es el único territorio en el que históricamente (al menos durante las últimas décadas) se han producido ininterrumpidamente aumentos de población. En concreto, los números hablan de una ganacia de casi 30.000 vecinos entre 1981 y 2001 en un repunte que se equivale al 11%. En el mismo periodo, Bizkaia y Gipuzkoa disminuyen su peso demográfico. Destaca especialmente en este apartado la primera, con una pérdida superior a las 66.000 personas (-5,6% de su población total). Gipuzkoa, por su parte, perdió en esas dos décadas más de 21.000 residentes (-3%).
A partir de 2001 y hasta 2008 Bizkaia y Gipuzkoa logran desembarazarse de su tendencia negativa, aunque sólo esta última, con un repunte de 24.700 vecinos compensa las pérdidas de los 20 años anteriores. Bizkaia gana 28.476 personas, en un repunte significativo pero que es menos de la mitad de lo perdido en las dos décadas precedentes. Álava gana desde esa fecha casi tanto (27.173) como en los 20 años anteriores.
Descendiendo a nivel comarcal, en 2008 las tres comarcas que incluyen las capitales concentraban las dos terceras partes de la población total de la CAV. En ese sentido, la Llanada Alavesa acogía entonces al 12% del total de los residentes en Euskadi. Por su parte, Donostialdea acumlaba el 15% y el Gran Bilbao, el 40%. Comparativamente, a comienzo de la década de los años 80 del siglo pasado, la Cuadrilla de Agurain sumada a la capital vasca apenas si significaban el 9% del conjunto de los residentes de la CAV. Por su parte, el Gran Bilbao era el 44% de Euskadi y los aledaños de San Sebastián presentaba un censo similar al actual. La tendencia demuestra el declive de la capital vizcaína, afectada desde entonces a un proceso de reconversión industrial y económico sin precedentes. El caso vitoriano es similar, pero a la inversa.