Vitoria. El uso que los adolescentes hacen de las nuevas tecnologías es una fuente de conflictos dentro del ámbito familiar, sobre todo entre los 14 y los 16 años. Los padres pugnan por fijar límites al tiempo que pasan delante del ordenador y controlar los contenidos a los que acceden, pero el sentimiento de pérdida de control sobre las actividades que realizan los hijos, derivado en gran medida de la enorme brecha digital que separa ambas generaciones, gana la batalla y surge el enfrentamiento. Así queda reflejado en un estudio de campo realizado por el Observatorio de Asuntos Sociales del Gobierno Vasco realizado a partir de entrevistas realizadas con diferentes grupos de menores. En los centros escolares también se dan problemas entre profesorado y alumnos, relacionados con fotos colgadas de redes sociales en las que aparece personal docente.

A los padres les crea desconfianza que sus hijos chateen con desconocidos y prefieren que empleen sistemas como el messenger antes que el chat en abierto. "Mis padres no controlan y todo lo que suene a Internet les parece el demonio", declara una de las participantes en el informe. "Me dicen lo del ordenador, pero yo hago lo que me da la gana", añade otro alumno de secundaria.

Al profesorado, igualmente consultado dentro de este análisis, también le preocupa el uso que niños y adolescentes hacen de Internet y de las redes sociales. Los docentes señalan que existe "una gran dependencia de este tipo de tecnologías entre las y los niños y adolescentes, principalmente, al llegar la adolescencia". Por un lado, alertan de las consecuencias perjudiciales que pueden derivarse de su abuso y por otro censuran las formas inadecuadas de comunicación que generan al fomentar las relaciones impersonales. "Se sustituye la presencia física por el ordenador y la comunicación oral es menor, ya no importa utilizar correctamente el lenguaje", explican.

Paralelamente, en el caso de los adolescentes, las tecnologías de la información se ven como una nueva herramienta de acoso que da lugar a conflictos dentro del entorno escolar. Etiquetar con fotos que no corresponden a la persona, capturar imágenes de la persona y colgarlas o meterse en el twenty de otra persona y hacerse pasar por ella, dan lugar a estos enfrentamiento. "Hay chavales que cuando vamos de excursión tienen terror a quedarse dormidos en el autobús por si le sacan una foto con el móvil y luego con el tema de que el wifi está tan extendido en menos de un día están las fotos colgadas en el facebook o en el twenty", aseguran los profesores.

El personal docente lamenta la gran dependencia que sus alumnos tienen de las tecnologías de la comunicación y, en concreto, del móvil. Entienden que uno de los principales problemas es que padres y madres les ofrecen esta tecnología sin ninguna medida y, en ocasiones, utilizan la prohibición de uso del móvil como un castigo ante comportamientos y actitudes inadecuadas.

Además de para comunicarse, el móvil se usa como herramienta lúdica para escuchar música, ver y grabar vídeos o sacar fotos. La relevancia que este elemento tiene entre los adolescentes llega a tal punto que gran parte del alumnado afirma que no podría prescindir de él. En ocasiones, los adolescentes trasladan mensajes de dependencia con respecto al móvil según el informe.