vitoria. Nuevo varapalo para los vecinos de los núcleos rurales del territorio afectados por las desorbitadas facturas de gas. Un informe del Gobierno Vasco descarta la existencia de averías generalizadas, errores de facturación o la mala calidad del combustible como posibles causas del incremento de precios por el suministro en estos municipios, lo que supone un nuevo espaldarazo a la criticada -y en entredicho- actuación de Repsol.
El estudio del Departamento de Industria descarta, en primer lugar, una avería masiva de contadores y señala que no se han detectado errores en las facturas de las numerosas denuncias recibidas ni en el procedimiento habitual de facturación de Repsol Butano. Además, indica que no se han observado grandes variaciones en la temperatura que pudieran justificar el aumento del consumo. Y, por otra parte, refleja que los análisis al gas efectuados por Repsol en la planta de rellenado a tanques y camiones cisterna indican que el propano comercial distribuido "está dentro de las especificaciones exigibles en cuanto a composición, calidad y otras características físico-químicas".
El informe recuerda, en este sentido, que "casi todo el gas propano distribuido en Álava procede de la misma factoría de Repsol", en Santurtzi. Y, por ello, indica que "el sobreconsumo por supuesta mala calidad del gas no debería ser un problema exclusivo de las localidades alavesas, ya que la factoría de origen del gas de Repsol en Santurtzi suministra igualmente propano al resto del País Vasco, Cantabria, Navarra, La Rioja, norte de Burgos y parte de Aragón, así como frecuentemente a Francia".
Por otra parte, y como ejemplo, manifiesta que resulta "llamativo" que usuarios de Labastida "protesten por el aumento de febrero del 12,8% y no tengan en cuenta que en diciembre su consumo descendió un 23%". Industria considera que "es muy importante destacar que también todos los consumos bimestrales que se registraron hace dos años -diciembre 2008 a febrero 2009- fueron bastante similares a los que se han dado este invierno".
De esa forma, subraya que "lo excepcional habría estado en los bajos consumos de diciembre 2009 a febrero 2010". "Como es lógico, nadie se quejó entonces de una variación prácticamente tan grande como la de este año, pero a la inversa", manifiesta. Por ese motivo, añade que "si se aceptan variaciones bruscas hacia abajo, también deberían aceptarse las contrarias".