vitoria. Los pacientes vascos se desesperan con el tiempo que tienen que aguardar para recibir asistencia sanitaria y con las abultadas listas de espera. También lo hacen con el lapso que los médicos especialistas tardan en atender desde que se pide una cita, con el retraso en la entrega de resultados o con la demora para el ingreso en el hospital. Pero más allá de la frustración que supone estar con los brazos cruzados mientras se arrancan las páginas del calendario -en ocasiones la vez con el doctor se aplaza a más de un año-, hay otro perjuicio más grave. De hecho, hay casos en los que caducan las pruebas previas necesarias para la consulta o incluso para la operación, como las del anestesista. Este tipo de quejas documentan el Informe al Parlamento Vasco 2010 elaborado por el Ararteko y que pone negro sobre blanco los problemas denunciados por los usuarios de la Sanidad pública en materia de tratamientos, como infertilidad, intervenciones quirúrgicas, consulta con el especialista y realización de pruebas.
Uno de los casos más significativos es el de las personas que se quieren someterse a una fecundación in vitro. Ahí los tiempos de la respuesta asistencial son los que más apremian. No en vano, la espera puede influir en el cumplimiento del requisito de la edad de 40 años establecido para las mujeres y, por lo tanto, en el acceso a dicha prestación. Ante esta situación, la Defensoría del Pueblo propuso a la Dirección General de Osakidetza que el criterio de 40 años se modulara cuando exista un aumento notable de la demora. "Es un compromiso para entender que los tiempos de espera medios logrados se pueden considerar como obligación de tardanza máxima. Esta sugerencia no fue aceptada", detalla el Ararteko en su informe.
Otros de los problemas más comunes documentado por la citada institución son los relacionados con la coordinación de los exámenes preoperatorios o de estudios, que son necesarios antes de sentarse delante del médico. Por ejemplo, el caso del enfermo que pide una cita para una prueba y le dicen que no es posible, mientras su facultativo le insiste en la necesidad de disponer de ella antes de la visita a su despacho ya fijada.
Fueron tantas las quejas que al respecto llegaron al Ararteko que a esta institución no le quedó más remedio que actuar de oficio. Uno de estos expedientes, en concreto, planteaba que durante el tiempo de espera para pasar al quirófano (un año), le habían suspendido el examen preoperatorio con el anestesista. En respuesta sobre esta reclamación, Osakidetza informó al Ararteko que ello se debía a que están actualizando los protocolos de los preoperatorios para procurar que los exámenes se realicen en las fechas más próximas posibles a las previstas para la intervención para evitar así que el tiempo no inutilice los resultados.
Una respuesta que no convenció a la institución que capitanea Íñigo Lamarca ya que, si bien son funciones distintas, entre el médico que prescribe la prueba y el servicio que se encarga de gestionarlas, ambas se imbrican en un mismo procedimiento asistencial. "Los usuarios se encuentran ante decisiones que se adoptan por servicios diferentes (consultas y pruebas de diagnóstico). Si ambos corresponden a un mismo proceso de asistencia, las dificultades para su coordinación deben de ser resueltas por el propio sistema de salud, sin trasladar al paciente el peso de su gestión". En consecuencia, el informe señala que se deben eliminar todos los obstáculos de índole organizativa que dan lugar a estas situaciones que son de "difícil justificación" para los ciudadanos.
quejas en la Llanada De hecho, una de las conclusiones del Ararteko es que las expectativas de los pacientes no se limitan a cuestiones técnico-médicas de su asistencia. Una parte importante de las quejas muestra a un usuario con deseos de cambios organizativos para crear una asistencia íntegra. En concreto, una de estas peticiones de remodelación del sistema se refiere a los recursos sanitarios que actualmente existen en la Llanada alavesa, por ser insuficientes o lejanos. "Un elemento para valorar los medios que existe puede ser la comparación de una zona con otras similares", sugiere el Ararteko. Este contraste aparentemente útil encontraría, sin embargo, la dificultad de seleccionar zonas equiparables según el territorio y el ámbito, rural o urbano.
Por ello, el documento recomienda tener en cuenta la importancia que tienen los servicios sanitarios o educativos para el desarrollo de los pueblos. "Este diagnóstico puede ser un instrumento que puede contribuir a mejorar la información sobre las necesidades y distribución en el actual mapa de recursos, adoptando en su caso las medidas que resulten del estudio", propone el estudio del Ararteko.