detrás de los imponentes muros que los separan de la libertad, cuatro internos del centro penitenciario de Nanclares han alumbrado a una hija de la que se sienten muy orgullosos. Su nombre es Gurea!, nació el 28 de junio de 2010 y a pesar de las trabas iniciales ya ha comenzado a caminar con soltura. Crear una revista sin tener acceso a Internet ni al teléfono, poder tomar fotografías o emplear una socorrida grabadora resulta mucho más complicado de lo que parece. Si no, que se lo pregunten a cualquier periodista. Pero no por ello Luis, Fernando, Ramón y Juan, los padres de la criatura, renunciaron a su ilusión.
Con tres números a sus espaldas y el cuarto en pleno proceso de edición, la publicación ha roto moldes logrando crear un vivo nexo de unión entre los reclusos de Nanclares y, también, entre éstos y el exterior. En sus coloridas páginas, que se renuevan trimestralmente, hay lugar para los relatos, la poesía, las entrevistas, los testimonios, los consejos, la crítica constructiva y, en definitiva, los sentimientos de todos los que quieran ser partícipes de ella. Presos, trabajadores del centro, ONG, familiares... "Intentamos sacar lo mejor de cada uno y, a través de las letras, hacer una prisión con más inquietudes", expone Luis, gasteiztarra de 41 años y que suma dos años y cuatro meses de internamiento en Nanclares.
DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha entrado en el corazón del centro penitenciario para conocer in situ cómo se ha gestado Gurea!, un proyecto que pone en valor las capacitaciones de un colectivo tantas veces olvidado y marginado por la sociedad. Pasadas las 12.00 horas, las estancias comunes de Nanclares son un ir y venir de internos que intentan hacer su estancia lo más llevadera posible. Algunos corretean alrededor del patio, otros descansan frente al abrasador sol, muchos charlan animadamente y otros tantos participan en las actividades que el centro pone a su disposición, al margen de los trabajos remunerados.
Luis y Fernando llegan al aula de informática, donde se desarrolla uno de los talleres más demandados por los reclusos, y tras apretar su mano a modo de bienvenida apoyan sobre una mesa las tres ediciones de Gurea! de las que, de momento, han sido partícipes. No fue nada sencillo encontrar financiación para la revista. Tocaron la puerta de cajas de ahorros y fundaciones, pero se encontraron con un recurrente no por respuesta. Hasta que, un buen día, el asesor del berritzegune de Gasteiz, Miguel Loza, acudió a la prisión alavesa para participar en una tertulia literaria y lograron convencerle.
colaboración Loza gestionó la subvención a través de la consejería de Justicia y, actualmente, el Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco se encarga de editar el trabajo que, en bruto, llega a sus manos desde la cárcel. 2.000 ejemplares, que se reparten entre distintos centros penitenciarios, instituciones y ONG ven la luz con cada nuevo número, de un máximo de 60 páginas.
Las colaboraciones que llegan a sus manos -"muchísimas" según Luis-, se amontonan en las manos de los coordinadores de Gurea!, que seleccionan las más cualificadas para dar forma a cada publicación. Ya tienen suficiente material como para imaginarse la temática principal de las siguientes. La primera, a modo de presentación, recogió una entrevista con el director del centro penitenciario. La segunda se detuvo en el Camino de Santiago, la tercera sirvió como homenaje al recientemente fallecido exviceconsejero de Justicia, José Manuel Fínez, y las siguientes versarán sobre la multiculturalidad, la tan en boga Vitoria verde y la salud y el deporte.
Fernando, a sus 57 años, es todo un apasionado de la lectura pese a que durante su vida laboral haya desempeñado trabajos de unas características más técnicas. En Nanclares, al margen de coordinar la revista con sus compañeros, trabaja como auxiliar en la biblioteca y devora literatura europea tanto clásica como contemporánea, desde Shakespeare, hasta Zola, y pasando por Tolstoi. "Me llena mucho que la gente colabore escribiendo temas propios y expulse su genio de dentro", apunta, gráfico, este bilbaíno que acumula 15 meses en Nanclares, a los que hay que sumar 30 días más en Basauri.
Los padres de Gurea!, armados de ideas en la improvisada redacción de Nanclares, dedican tres horas al día, entre el lunes y el sábado, para plasmar sus inquietudes sobre el papel. Valoran la "implicación" de presos de muy distinto perfil, concienciados con un proyecto que se extendió por la cárcel "gracias al boca a boca", y reconocen que las "felicitaciones" son también habituales.
Una de las más sorprendidas y, a la vez, orgullosas del éxito que ha cosechado Gurea! es Montse Montero, profesora de Nanclares desde hace ya 19 años. "Al principio no estaba muy contenta con la idea, porque hubo una experiencia anterior que no funcionó. Pero se empeñaron y salió. Es muy bonita, no tiene nada que ver con las que se hacen en otros centros penitenciarios. Cualquier persona la puede leer porque es muy viva", ensalza Montero. Ella es uno de los enlaces más importantes de los protagonistas con el exterior, proporcionándoles material, corrigiéndoles y facilitándoles el contacto con quienes visitan el centro.
Fernando y Luis confían en lograr el tercer grado penitenciario este próximo verano para disfrutar de un régimen más abierto, una decisión que dependerá de instancias superiores. La que sí es fija es mantener viva Gurea! por mucho tiempo, incluso fuera de las paredes de la prisión. A ambos les ha aportado muchísimo en un mundo donde, según advierte Luis, "es muy fácil caer en la depresión". Tal y como recuerda, "estar ocupado es una de las claves para pasar bien una condena"; en su caso, también participa en el programa TACA, basado en el beneficio que proporciona el contacto directo con los perros.
Antes de salir de Nanclares, Fernando anhela "seguir mejorando" la revista, "a pesar de las limitaciones", para no quitar la voz a quienes se encuentran tras esos muros infranqueables. "Cuando me voy a la cama, duermo muy tranquilo pensando en que la labor está hecha", se felicita Luis.