Vitoria. En su afán por eludir los controles policiales y ahorrarse unos cuantos euros, algunos transportistas que surcan las carreteras alavesas cargados con mercancías peligrosas continúan poniendo en riesgo la integridad del resto de conductores, el medio ambiente e, incluso, los habitantes de los núcleos rurales que deciden atravesar. La denuncia, que no es nueva, parte de la Asociación Vasca de Consejeros de Seguridad (AVCS), una entidad que aglutina a esta figura profesional obligatoria, por ley, en todas las empresas que manipulan líquidos inflamables, ácidos corrosivos, residuos industriales o, incluso, isótopos radiactivos para su posterior transporte. A día de hoy, sólo el 60% de las firmas de estas características que operan en la CAV cumple con su obligación de contar con un consejero de seguridad que vele por el correcto cumplimiento de la normativa y se asegure de que nadie recurre a la picaresca poniendo, de paso, en peligro a los demás. La situación global en el Estado es bastante más preocupante según la AVCS, porque sólo una de cada cuatro firmas del sector, que cargan, descargan y transportan mercancías peligrosas, dispone de un consejero de seguridad entre sus filas.

"Estamos ante una problemática muy seria que debemos atajar a base de denuncias. Hay que concienciar al cargador y asegurarse de que en su empresa, y cuando salga fuera, su carga esté controlada en todo momento", advierte el presidente de la AVCS, Félix Serna. A pesar de todo, el profesional sí reconoce que cada vez más firmas deciden subirse a este carro de la seguridad y, además, los controles en las carreteras "se han intensificado" durante los últimos años, tanto por parte de las policías autonómicas como las estatales.

Sólo cabe esperar ahora que esta problemática con síntomas de cronificación dé un vuelco y el transporte de mercancías peligrosas se realice siempre dentro de la legalidad. "Nos la estamos jugando continuamente. Porque siempre habrá conductores y cargadores sinvergüenzas, a los que les importa un pito la ciudadanía", lamenta el responsable de AVCS.

Únicamente las autopistas vascas AP-68, AP-8 y AP-1, además de la A-1, están capacitadas para acoger vehículos destinados a transportar mercancías peligrosas.

Con tal de no asumir el coste de los peajes, numerosos transportistas que se dirigen a la CAV, principalmente desde la frontera con Francia, quitan de sus camiones las pegatinas naranjas identificativas y, de esta forma, pueden circular camuflados por carreteras secundarias con el peligro que ésto conlleva, debido principalmente a las características orográficas de la comunidad.

Homologados También se da el caso de que algunos de estos conductores no están equipados con los elementos que se les exigen, como etiquetas, envases adecuados y homologados o una documentación especial, y también quitan la placa matando, así, dos pájaros de un tiro. No han faltado los sustos durante los últimos años, aunque por suerte no ha habido que lamentar accidentes especialmente graves. Uno de los más peligrosos, que estuvo cerca de provocar una catástrofe, tuvo lugar a comienzos de 2009, cuando un trailer que contenía material nocivo se accidentó en las inmediaciones del polígono industrial de Jundiz.

Según los datos aportados por Félix Serna, un 80% de las mercancías peligrosas en ruta se correspondería con cargas de líquidos inflamables, como querosenos, gasolinas o gasóleos, a los que habría que añadir un 12% de gases requeridos por la industria -desde propano y nitrógeno, hasta argón u oxígeno- y un 7% de sustancias corrosivas, como los ácidos sulfúrico o nítrico que, tal y como remarca la legislación vigente, sólo pueden ser trasladadas a través de autopistas, vías principales y las circunvalaciones más alejadas de núcleos de población. El resto, de carácter residual, se repartiría, por ejemplo, entre mercancías radiactivas que se emplean para el diagnóstico hospitalario, en las unidades de medicina nuclear.

Según la Dirección de Transportes del Gobierno Vasco, el traslado de mercancías peligrosas se encauza por la AP-8, que recoge tanto los tráficos del corredor Bilbao-Donostia como los de la Margen Izquierda hacia Francia, la A-1 (N-I), la AP-1, la AP-15 desde Donostia hacia Vitoria, la Meseta y el Valle del Ebro y la AP-68 , que recoge hacia el Sur -por Altube y hacia Zaragoza- los flujos generados en Bilbao y su entorno.