Jon, un niño vitoriano de 8 años, necesita que se reciclen 300 toneladas de tapones de plástico para recaudar 60.000 euros. Ésa es la cantidad mínima que se necesita para poder financiar la investigación de la Ataxia-telagiectasia, una enfermedad rara que padece tan poca gente que no resulta rentable indagar en las causas que permitan encontrar una cura. En su caso, él es el único que la sufre en Euskadi, junto con otras 15 familias en el Estado.

Pero los problemas de este pequeño no acaban ahí. Su dolencia, que le detectaron hace dos años, no sólo no tiene un tratamiento que le explique de dónde viene la descoordinación de los movimientos de su cuerpo, al caminar o vestirse, que le obligan a depender de ir del brazo de su madre. En el momento en el que sople las velas por su décimo cumpleaños es posible que lo haga desde una silla de ruedas ya que así está demostrado en el resto de niños a los que no les han podido frenar esta dolencia degenerativa de origen hereditario.

Para no quedarse con los brazos cruzados ante ese destino, una representación de familiares y amigos de este gasteiztarra agrupados en la asociación Aitzina!! han emprendido una campaña de reciclaje de tapas de plástico de botellines de agua, aceite o tetrabike. "El testigo lo cogemos de Ronan, un niño vizcaíno que ha conseguido recaudar fondos para su aparato ortopédico con este método", matizó Sara Sanz, miembro de este colectivo.

La idea es que cualquier escuela, centro de trabajo y establecimiento dejen un contenedor específico para que, a continuación, un grupo de voluntarios traslade lo recogido a las dos plantas de Escor (Zurrupitieta, 26 y Aitzgorri, 1), la empresa que se ha ofrecido a pagar 200 euros por cada tonelada llevada hasta allí.

Si la iniciativa tiene éxito, desde el 26 de abril hasta el 2 de mayo, se podría concretar la investigación, con Bioef, fundación dependiente del Gobierno Vasco, tal y como anuncia Patxi Villén, presidente de la agrupación estatal de Ataxia (AEFAT).