tokio. El primer ministro japonés, Naoto Kan, dijo ayer que es "difícil" determinar cuándo concluirá la crisis de la planta nuclear de Fukushima, generada a raíz del grave terremoto y tsunami ocurrido hace tres semanas en el noreste de Japón.
"La estabilidad no se ha alcanzado, pero estamos preparados para cualquier situación posible y concebible" en Fukushima, indicó en rueda de prensa Kan.
El primer ministro se mostró convencido de que "se conseguirá estabilizar" la planta de Fukushima Daiichi a través de la refrigeración de sus reactores e indicó que se está trabajando con expertos y los ingenieros de TEPCO, operadora de la central. El jefe de Gobierno nipón señaló que la prioridad es la "salud y seguridad de las personas" y lamentó la situación de los residentes que vivían cerca de la planta y se han visto perjudicados en su modo de vida por la crisis creada.
"En cuanto (la central) se estabilice realizaremos un examen para identificar las medidas de seguridad que se deben adoptar", indicó Kan, que reiteró que se revisarán los problemas que condujeron al accidente y la política nuclear de Japón.
Según Kan, "hay que definir cuál es la mejor combinación de energías", además de potenciar las fuentes que no generen CO2. Kan afirmó que si TEPCO no tiene medios para hacer frente a las compensaciones por el desastre de Fukushima Daiichi, "el Gobierno deberá ayudarles", aunque no mencionó la posibilidad de nacionalizar esa compañía, la mayor eléctrica de Japón, un decisión que muchos ven como probable si la empresa no logra controlar el desastre de Fukushima.
Coincidiendo con la llegada del nuevo año fiscal, el Gobierno nipón se desprendió del traje de faena azul, que todos los ministros vestían desde el día 11, y se iniciaron planes para traer poco a poco la normalidad a las zonas con más damnificados.
Kan anunció la celebración el 11 de abril de una conferencia con autoridades locales y expertos para poner en marcha medidas que permitan acelerar la reconstrucción de las zonas afectadas y mejorar la vida de cientos de miles de personas sin hogar y otros muchos perjudicados en distinto grado.
Para evitar nuevas emisiones de radiación, TEPCO, operadora de la planta, comenzó a rociar a modo de prueba una resina líquida que evitaría que partículas radiactivas en los escombros de la central se liberen en el aire y contaminen zonas más allá del área de evacuación de 20 kilómetros. TEPCO erró ayer por segunda vez en una de sus mediciones al asegurar que el agua subterránea en la central de Fukushima había registrado una nivel de radiactividad 10.000 veces superior a lo normal. La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón advirtió que esas medidas eran poco probables, aunque reconoció que puede existir contaminación bajo el terreno de los reactores debido al gran volumen de agua radiactiva que parece haber salido de las unidades.
Las preocupaciones sobre los niveles de radiactividad hicieron que el Organismo Internacional de la Energía Atómica recomendara ampliar la zona de evacuación por encima de los 20 kilómetros, algo que Japón intenta evitar, aunque reconociera que la zona de exclusión seguirá impuesta durante largo tiempo.