Vitoria. Lejos de la imagen extrapolada de estudios y análisis que avisaban de la presunta desidia y despreocupación de los jóvenes respecto al consumo de estupefacientes, la juventud vasca es militante a la hora de identificar las drogas como un serio problema. Es más, son los propios adolescentes los que sitúan las sustancias adictivas como uno de los temas que más les preocupan. Tal circunstancia no ha pasado desapercibida para la Oficina de la Infancia y la Adolescencia del Ararteko. Ésta habla alto y claro en su último informe al que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Los riesgos que rondan a los menores están a la orden del día y requieren un mayor esfuerzo. Así se desprende del trabajo realizado entre 48.299 jóvenes menores de 18 años residentes en la CAV. Éstos señalan las drogas como una realidad cotidiana en sus vidas a la que pueden acceder sin demasiadas dificultades en cualquiera de sus versiones.

El texto del Defensor del Pueblo vasco asume que las diferentes drogas generan inquietud entre los jóvenes, circunstancia que se manifiesta en la misma proporción que la confusión existente entre la legalidad de algunas drogas y su consideración como blandas o poco dañinas y las llamadas duras. La percepción juvenil ve menos dañinas sustancias como, por ejemplo, el alcohol o el tabaco. Es precisamente esta sensación la que les lleva a no percibir el riesgo que conllevan en comparación con las que no están permitidas por la legislación, a pesar de que la adicción pueda llegar a ser la misma.

Además, también consideran que dentro de este último grupo de sustancias legales debería incluirse el cannabis. A juicio de los jóvenes, existe una actual incoherencia entre la normalización de su consumo en la sociedad actual y su situación jurídica. Por contra, la heroína es la sustancia peor vista por los jóvenes. Un hecho que se resalta todavía más en el caso de los consumos por vía parenteral o a través de jeringuillas, circunstancias asociada a la marginalidad.

Sea como fuere, lo cierto es que la percepción juvenil no difiere en exceso de la mostrada por los adultos. De hecho, ambos coinciden, según recoge el Ararteko, en acometer el problema. Los consumos entre los adolescentes y su iniciación en el mundo de las drogas en edades cada vez más tempranas requiere "con urgencia" una mejor coordinación entre los colectivos que trabajan en este campo a diario y un mayor desarrollo de la prevención, sobretodo, dirigida a los chavales más vulnerables o que estén en riesgo.

El texto al que ha tenido acceso este diario establece diferencias en cuanto al sexo. De hecho, los menores apuntan que está peor vista una mujer consumidora que un hombre. En lo que no existen distintos baremos es en la identificación de los problemas de adicción. Y es que los adolescentes alaveses no acotan el concepto de toxicomanía al de las consideradas drogas duras, sino que asumen como adicto a aquellos que consumen en fines de semana o para seguir el ritmo de vida cotidiano.

Asimismo, los chavales vascos afirman que la principal motivación para el consumo es la de prolongar el tiempo de ocio y disfrute. Una práctica que, incluso dentro de los menores con mayor edad, perciben especialmente en el caso del alcohol, cuyos consumos se produce cada vez antes. De la misma forma, se muestran muy críticos con el cumplimiento real de la Ley Antitabaco.

Papel de la familia Así las cosas, abogan por la familia como el principal apoyo a la hora de solventar este tipo de problemas o de prevenir malos hábitos, mientras que señalan las intervenciones policiales como contraproducentes y solicitan una mayor participación y normalización cuando se planteen temas de drogadicción, puesto que afirman sentir miedo a manifestarse en público sobre ello. De la misma forma, apuntan a la falta de coherencia en el entorno adulto.