MONTEVIDEO. Sabina, que hoy se presenta en la capital uruguaya en el único concierto que dará en el país dentro de su gira "El Penúltimo Tren", encendió, antes de que nadie pudiera impedirlo, el cigarrillo de la discordia, que se fumó con total tranquilidad.
El Ministerio de Salud Pública de Uruguay anunció hoy que está buscando todo el material gráfico sobre la conferencia de prensa para recomendar "una multa importante al Sheraton", informó al diario El País el director del Programa Nacional de Control de Tabaco, Winston Abascal. "El Sheraton es el responsable de que no se fume, no Sabina. El Ministerio no sanciona a los adictos", agregó el funcionario.
Los periodistas uruguayos que acudieron a la conferencia de prensa, sorprendidos por el gesto de Sabina, alertaron al músico de que con su acción estaba quebrantando la legislación uruguaya. Sabina dijo entonces, medio en serio medio en broma, que él había empezado a fumar porque vio un cenicero en la mesa y "no quería ser descortés" con sus anfitriones, al tiempo que dijo desconocer que estaba violando una ley. Aún así, y entre risas, afirmó que "no iba a tirar el pucho (cigarro) ni muerto".
"En cosas como estas pienso, sin ser nada neoliberal, que no lo soy en absoluto, que el Estado interviene demasiado en las vidas de la gente", razonó el artista. Por su parte, la responsable de relaciones públicas del hotel, Anabella Jünger, apuntó al diario digital Observa que ellos pidieron a Sabina que apagara el cigarro, y él se negó.